Pericles (c. 495-429 a.C.), político
ateniense, cuya importancia en la historia de Atenas fue tan grande que con
frecuencia se denomina el siglo de Pericles al periodo de su mandato. Su padre,
Jantipo, fue comandante del Ejército y venció a los persas en Micala en el
479 a.C. Los dos profesores de Pericles, el sofista y maestro de música
ateniense Damón y el filósofo jonio Anaxágoras, influyeron de forma destacada
en su formación. Durante toda su vida estuvo patente su dignidad y reserva,
pero obtuvo el reconocimiento de la mayoría de los atenienses a través de su
elocuencia, sagacidad, honradez y patriotismo. Entre sus amigos se encontraban
el dramaturgo Sófocles, el historiador Heródoto, el escultor Fidias y el
sofista Protágoras; su amante fue Aspasia de Mileto, una mujer famosa por su
cultura. Desde su
cargo de estratega, magistratura para la que fue reiteradamente elegido como
jefe de los demócratas, Pericles intentó que todos los ciudadanos atenienses
participaran en el gobierno. Introdujo el pago a cambio de los servicios al
Estado y que se eligiera a los miembros del consejo por sorteo entre todos los
ciudadanos atenienses. También contribuyó a consolidar y extender la hegemonía
ateniense.
Bajo la Liga de Delos, formada como defensa contra las agresiones de Persia, los atenienses fueron los líderes de la gran fuerza naval que se creó, incluyendo bien como aliados o como súbditos a casi todas las islas importantes del mar Egeo y muchas ciudades del norte. Cuando el líder aristocrático Cimón, quien prefirió la amistad de Esparta, fue condenado al ostracismo en el 461 a.C., Pericles se convirtió en líder indiscutible de Atenas durante quince años. Levantó a ésta a expensas de las ciudades-estado súbditas. Con la gran riqueza que entró en la tesorería, Pericles restauró los templos destruidos por los persas y construyó muchos edificios nuevos, el más espléndido de los cuales fue el Partenón, en la Acrópolis. Este edificio proporcionó trabajo a los ciudadanos más pobres e hizo de Atenas la ciudad más magnífica de su época.
Bajo la Liga de Delos, formada como defensa contra las agresiones de Persia, los atenienses fueron los líderes de la gran fuerza naval que se creó, incluyendo bien como aliados o como súbditos a casi todas las islas importantes del mar Egeo y muchas ciudades del norte. Cuando el líder aristocrático Cimón, quien prefirió la amistad de Esparta, fue condenado al ostracismo en el 461 a.C., Pericles se convirtió en líder indiscutible de Atenas durante quince años. Levantó a ésta a expensas de las ciudades-estado súbditas. Con la gran riqueza que entró en la tesorería, Pericles restauró los templos destruidos por los persas y construyó muchos edificios nuevos, el más espléndido de los cuales fue el Partenón, en la Acrópolis. Este edificio proporcionó trabajo a los ciudadanos más pobres e hizo de Atenas la ciudad más magnífica de su época.
Bajo el
mando de Pericles, Atenas se convirtió en un centro importante para la
literatura y el arte. Su supremacía despertó los celos de otras ciudades-estado
griegas, en particular de Esparta, gran enemiga de Atenas. Las ciudades temían
el proyecto hegemónico de Pericles y trataron de derribar la dominación
ateniense. Después de estallar la guerra del Peloponeso en el 431 a.C.,
Pericles reunió a los residentes del Ática en Atenas y permitió que el Ejército
peloponeso asolara las distintas zonas del país. El año siguiente estalló la
peste en la superpoblada ciudad, lo que acabó con la confianza popular.
Pericles fue destituido de su cargo, juzgado y multado por malversación de
fondos públicos, pero fue reelegido estratega en el 429 a.C. Poco después
murió a causa de la propia peste.
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