jueves, 7 de agosto de 2014

LA INGENIERÍA ROMANA





LAS CARRETERAS ROMANAS 

Cincuenta y tres mil millas de carreteras mantenían unido el Imperio romano.




Administradas por el Estado, las carreteras contaban con posadas a intervalos regulares, así como con paraderos donde se podían cambiar los caballos y reparar los vehículos.



Las calzadas romanas establecieron siempre nuevos trazados (muchos de ellos todavía usados por las nuevas carreteras), prescindiendo de los caminos preexistentes, salvo en algunos casos cerca de la misma Roma.



Su derechura se ha hecho proverbial. Los ejércitos podían marchar de un lado a otro del Imperio con una velocidad que ni Alejandro Magno pudo haber soñado. "Todos los caminos conducen a Roma".



En cada milla los romanos colocaban una piedra miliar, de unos 2,5 m. de altura.



En la época republicana las piedras miliares indicaban solamente las distancias; más tarde, llevarían el título del emperador que ordenó su construcción.



El sistema de empedrado variaba según el suelo y el terreno. 


Con frecuencia se extendía sobre un cimiento apisonado de grava o pedernal ligado por arena o cascajo.





 En las ciudades las calzadas estaban compuestas por losas planas; en otras partes también podían consistir en toscas piedras, colocadas irregularmente.



A través de los ríos y gargantas los caminos cruzaban sobre puentes, muchos de ellos todavía en uso dos mil años después de su construcción. Arco romano de carga.






- Los acueductos romanos




La ingeniería romana culminó en los grandes acueductos que llevaban agua a las ciudades, a menudo desde colinas situadas a más de 50 kilómetros de distancia.



- Los anfiteatros romanos




Los romanos construyeron infinidad de anfiteatros, lugar de encuentro entre la plebe y los gobernantes.






Normalmente de forma oval, con gradas a su alrededor, en los mismos los principales espectáculos eran la lucha de gladiadores y el combate con fieras.







No hay comentarios:

Publicar un comentario