La
elección de los pretores, por costumbre dejada al arbitrio del Senado, provoco
una lucha particularmente violenta, por lo que intervino el príncipe para
apaciguada, poniendo al frente de una legión a cada uno de los tres candidatos
fuera de cupo. También aumento el prestigio de los senadores, estableciendo que
quienes de los tribunales ordinarios apelaran al senado, depositaran la misma
suma que si apelaran al emperador, pues hasta entonces tales recursos eran
libres y no precisaban de fianza. Al final del año fue condenado el caballero
romano Vibio Secundo, a quien los moros acusaban de concusión, siendo
castigado con el exilio de Italia; las influencias de su hermano Vibio
Crispo le valieron no sufrir una pena mas grave.
(
Cayo Cornelio Tácito en "Anales")
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