domingo, 17 de junio de 2018

CATÓN EN HISPANIA


 


Designado cónsul con Valerio Flaco, su amigo y deudo, le toco por suerte la provincia que llaman los romanos España Citerior. Mientras allí vencía a unos pueblos con las armas y atraía a otros con la persuasión vino contra el un ejercito de bárbaros tan numeroso: que corrió peligro de ser vergonzosamente atropellado; por lo cual imploro el auxilio de los Celtiberos, que estaban cercanos. Pidiéndole estos por precio de su alianza doscientos talentos, y teniendo todos los demás por cosa intolerable que los romanos se reconocieran obligados a pagar a los bárbaros aquel precio de su auxilio, les replicó Catón que nada había en ello de malo, pues si vencían, serian los enemigos quienes lo pagasen, y si eran vencidos, no existirían ni los que lo habían de pagar ni los que lo habían de pedir. Salio por fin vencedor en batalla campal, y todo le sucedió prósperamente: diciendo Polibio que a su orden todas las ciudades de la parte de acá del rio Betis en un mismo día demolieron sus murallas, no obstante ser en gran numero y estar pobladas de hombres guerreros. El mismo Catn dice haber sido mas las ciudades que tomó que los días que estuvo en España; y no es una exageración suya si es cierto que llegaron a trescientas. Fue mucho lo que los soldados ganaron en aquella expedición, y, sin embargo, repartió además a cada uno una libra de plata, diciendo que era mejor volviesen muchos con plata que pocos con oro; pero de tanto como se cogió dice no haber tomado para si mas que lo necesario para comer y beber. "No es esto que yo acuse- decía- a los que procuran aprovecharse de estas cosas, sino que quiero mas contender en virtud con los buenos que en riqueza como los más ricos, o en codicia con los mas acaudalados." Ni solamente él mismo se conservó puro, sin haber tomado nada, sino que hizo se conservaran también puros los que tenla consigo en aquella expedición, que no eran mas que cinco esclavos. Uno de estos, llamado Paccio, compró de entre los cautivos tres mozuelos, y habiéndolo llegado a entender Catón, mando que lo ahogasen antes que se pusiese delante, y vendiendo los tres mozuelos, hizo poner el precio en el erario.

 

Permanecía todavía en España cuando Escipión el mayor, que era su rival y quería poner termino a sus glorias, se propuso pasar a encargarse de las cosas de España, e hizo que se le nombrara sucesor de Catón. Apresuróse a llegar pronto, para que tuviera cuanto antes fin el mando de este; el cual, tomando para salir a recibirle a cinco cohortes de infantería y quinientos caballos, derroto a los Lacetanos, y entregado de seiscientos tránsfugas que había entre ellos, los pasó a cuchillo. Llevólo Escipión a mal, y contesto Catón con ironía que así era como Roma seria mayor, si los hombres grandes e ilustres no daban lugar a que los oscuros entraran a la parte con ellos en lo sumo de la virtud, y si los plebeyos, como él, se empeñaban en competir en virtud con los que les aventajaban en gloria y en linaje. Con todo, habiendo decretado el Senado que nada se mudara o alterara de lo dispuesto por Catón, se le paso en blanco a Escipión su mando en la inacción y el ocio, mas bien con mengua de su gloria que de la de aquel. Después de haber triunfado, no hizo lo que suelen la mayor parte de los hombres que, no aspirando a la virtud, sino a la gloria, luego que han subido a los supremos honores y que han conseguido los consulados y los triunfos, se proponen pasar el resto de su vida en el placer y el descanso, dando de mano a los negocios públicos; ni como estos relajó o aflojó en nada su virtud, sino que, al modo de los que empiezan a tomar parte en el gobierno, sedientos de honor y de fama, como si de nuevo comenzara estuvo pronto a que los amigos y los ciudadanos se valieran de él, sin excusarse de las defensas de las causas ni de la milicia.

( Plutarco en "Marco Catón" )


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