Habíanse
proclamado estos impuestos, pero no publicado, y como por ignorancia se
cometían muchas contravenciones, se decidió al fin, por instancias del pueblo,
a fijar en publico su ley, pero la hizo escribir en letra tan menuda y la
expuso en sitio tan estrecho, que no pudieron sacarse copias para obtener
dinero de todo, estableció un lupanar en su propio palacio; construyeronse
gabinetes y los amueblaron según la dignidad del sitio; y los ocupaban
constantemente mujeres casadas e hijas de familia, y los nomenclatores iban a
las plazas publicas y a los alrededores de los templos, invitando al placer a
los jóvenes y a los ancianos. A su entrada les prestaban a un exorbitante
interés cierta cantidad, y se tomaban ostensiblemente sus nombres como para
honrarlos por contribuir al aumento de las rentas del Cesar. No desdeñaba
tampoco los provechos del juego, pero sus beneficios mas cuantiosos procedían
del fraude y del perjurio. Un dia encargo al que tenia a su lado que jugase por
él, y yendo a colocarse en la puerta de su palacio, hizo apoderarse
inmediatamente de dos ricos caballeros romanos que pasaban, les confisco los
bienes y entro alegremente, vanagloriandose de no haber sido nunca tan
afortunado.
Pasión por los romanos. Un blog de divulgación creado por Xavier Valderas que es un largo paseo por el vasto Imperio Romano y la Antigüedad, en especial el mundo greco-romano.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario