Apio
Claudio el Censor, también llamado Apio Claudio Ceco (Appius Claudius Caecus)
que significa el Ciego (340 a. C.-273 a. C.) fue un famoso censor romano que
ocupó el cargo en 312 a. C. Fue nombrado para el cargo aunque no había sido
cónsul previamente, como era lo habitual en el cursus honorum. Hijo del
dictador Cayo Claudio Craso. Se creía generalmente entre los antiguos que su
ceguera era real, y no puede haber ninguna duda de que tal era el hecho, aunque
es casi seguro que Apio no se quedó ciego antes de su vejez. La tradición de su
ceguera se debe a Tito Livio.
Fue
dos veces edil curul, y en el año 312 a. C. fue elegido censor con Cayo Plaucio
Deciano, sin haber sido previamente cónsul. En su magistratura apoyó a las
clases bajas y a la burguesía comercial, permitiendo a ciudadanos ricos, e
incluso a los hijos de los libertos (este término se refiere a hombres libres
pertenecientes a la aristocracia de otras ciudades itálicas y no a individuos
esclavos que adquieren la libertad), entrar en el Senado. Durante la Segunda
Guerra Samnita, promovió la fundación de colonias en el Lacio y la Campania, a
fin de que sirviesen de bastiones contra los samnitas y etruscos.
Con
el diseño de la formación en el senado de un partido del pueblo, que debía
estar subordinado a él en sus ambiciosos proyectos, llenó las vacantes en el
Senado con un gran número de los nombres del pueblo bajo, incluso los hijos de
los libertos. Su lista, sin embargo, se dejó de lado el año siguiente, en el
que C. Plautius renunció, y Apio continuó en su cargo como único censor. Luego
procedió a elaborar las listas de las tribus, e inscribió en ellas a todos los
libertos, a quienes distribuyó entre todas las tribus, de modo que su
influencia podría predominar en todas.
Pero
el monumento más duradero de su censura (debido a que sus innovaciones
políticas fueron en gran parte anuladas por Q. Fabio Máximo) fueron la
carretera a Capua (Vía Apia), que fue iniciada por él, y el acueducto Aqua
Appia, el cual completó.Niebuhr conjetura, con cierta probabilidad, de que con
el fin de recaudar dinero, debió haber vendido una gran parte de la tierra
pública.
Consiguió
reservar la elaboración de las listas senatoriales para los censores, actividad
antes ejercida por los cónsules.
Publicó
un calendario legal, facultad hasta entonces reservada a los pontífices.
Mantuvo
su censura de cuatro años.
En
307 a. C. fue elegido cónsul después de renunciar a su censura, que en vano
había tratado de mantener y se mantuvo en Roma con el fin de fortalecer sus
intereses. En el año siguiente lo encontramos como un oponente vigoroso de la
ley Olgulnia para la apertura de las magistraturas de pontífice y augur a los
plebeyos. En 298 a. C. fue nombrado interrex (un cargo que ocupó tres veces), y
al principio se negó a recibir los votos para un candidato plebeyo.
En
296 a. C. fue elegido cónsul por segunda vez, y comandó al principio en Samnio
con cierto éxito. De Samnio condujo a sus fuerzas a Etruria, y tras haber sido
liberado de una situación peligrosa por su colega Volumnio, los ejércitos
combinados lograron una victoria decisiva sobre los etruscos y samnitas. En
esta batalla prometió un templo a Bellona, que luego dedicó.
Al
año siguiente continuó en el mando, como pretor, pero fue enviado de vuelta a
Roma por el cónsul Fabio. Posteriormente, en conjunción con Volumnio, obtuvo
una victoria sobre los samnitas.
En
287 a. C. o 286 a. C. ejerció de dictador. Se desconoce el año exacto.
En su
vejez, cuando Cineas fue enviado por Pirro a proponer la paz, Apio, entonces
completamente ciego, se presentó en el Senado, y por su discurso prevaleció
sobre ellos la idea de rechazar las condiciones ofrecidas. Este discurso se
conservaba aún en el tiempo de Cicerón. Dejó cuatro hijos y cinco hijas.
A finales
del siglo IV a. C., tuvo la iniciativa de redactar la primera obra de Derecho,
obra que también se puede considerar la primera obra literaria romana, si se
descartan como tales los escritos anteriores pertenecientes a la Ley de las XII
Tablas y los Anales de los pontífices.
Compuso
una serie de sententiae, aforismos de influencia pitagórica en versos
saturnios, de los que sólo unos pocos han llegado hasta nosotros. Entre ellos
se cuenta el famoso: faber est suae quisque fortunae («cada uno es artífice de
su propia fortuna»).
EXCELENTE BLOG!!!!!
ResponderEliminarcon espíritu crítico te diré que no te molestes en elaborar una entrada de un blog en la que haces copy/paste de Wikipedia, para eso, pues ya está Wikipedia
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