domingo, 31 de agosto de 2014

PLUTARCO


Plutarco (c. 46-125), biógrafo y ensayista griego, nacido en Queronea, Beocia. Se educó en Atenas y al parecer viajó a Egipto e Italia, y enseñó filosofía moral en Roma. Realizó frecuentes viajes a Atenas y fue sacerdote del templo de Delfos. Pasó los últimos años de su vida en Queronea, donde ocupó un cargo municipal. Muchos de sus tratados se basan probablemente en sus notas de clase. Plutarco era considerado por sus alumnos como un personaje genial: guía, filósofo y director espiritual.


Las obras que de él se conservan, escritas en un dialecto ático modificado, o dialecto común, se clasifican en dos grupos principales: los ensayos y diálogos didácticos, agrupados bajo el título de Moralia (Obras morales), y las biografías recogidas en Vidas paralelas, sobre personalidades griegas y romanas. Los ensayos incluidos en Moralia se ocupan de cuestiones éticas, y abarcan desde consejos para la vida conyugal hasta cómo discernir entre los aduladores y los auténticos amigos, o cómo controlar el miedo, además de cuestiones religiosas. Otros son de carácter filosófico, y en ellos Plutarco defiende sus creencias platónicas en oposición a las doctrinas de los estoicos y los epicúreos. Destaca también los Diálogos de banquete, una obra en nueve volúmenes que recoge las conversaciones de hombres sabios sobre temas diversos.


La más conocida de sus obras es Vidas paralelas, una serie formada por cuatro biografías individuales y veintitrés pares de biografías. Muchas de estas últimas, como las de los legisladores Licurgo de Esparta y Numa Pompilio, los generales Alejandro Magno y Julio César, y los oradores Demóstenes y Marco Tulio Cicerón, van seguidas de una breve comparación. Escritas con gran conocimiento y fruto de una esmerada investigación, las Vidas Paralelas no son sólo obras históricas de gran valor, sino también estudios psicológicos que recurren a la anécdota y la cita para desvelar la moralidad de la persona. La primera traducción de esta obra a una lengua europea la hizo el español Juan Fernández Heredia, en el siglo XV. Shakespeare partió de una traducción inglesa de Plutarco para escribir sus obras inspiradas en la historia romana, como Coriolano, Julio César y Antonio y Cleopatra.


HISTORIA DE LA FILOSOFÍA GRIEGA, por RICARDO BELTRÁN Y RÓZPIDE










DISCURSO DE CÉSAR ANTE LA ASAMBLEA DE LAS LEGIONES, POR LOS PROBLEMAS DE LA LLUVIA



Muy bien, muchachos, no nos queda más remedio que hacerlo de la manera más dura, y esta será caminar penosamente con nuestras dos legiones durante treinta kilómetros corriente arriba con fango hasta los tobillos, y allí levantar un puente sin que los pompeyanos lo lleguen a saber. 


Una vez que esté hecho, vamos a conseguir que los alimentos vuelvan a llegar a tiempo, aunque el campamento no esté más seco.


Y recordad que es en eso en lo que en realidad consiste la suerte de César... en trabajar duro. Y cuanto antes terminemos el trabajo, antes nos sentaremos a esperar a que cesen las lluvias y a que venga el buen tiempo. ¿Estáis dispuestos, mis muchachos?


LA RED DE ESPÍAS DE CÉSAR



Las fuentes de información de César y su red de espías eran tan eficientes como ineficientes eran las de Pompeyo, y su escuadra de mensajeros no se entretenía visitando a tías ancianas, tabernas ni putas. Cuando Pompeyo y sus dos últimas legiones se hicieron a la mar, César no pensó más en ellos. Primero se ocuparía de Italia. Luego se ocuparía de Hispania. Sólo después de eso volvería a pensar en Pompeyo y en su Gran Ejército de la República.


( C. McC. )



CLEMENCIA DE CÉSAR ANTE LA MARCHA HACIA ROMA TRAS CRUZAR EL RUBICÓN


No obstante, la noticia más consternadora de todas, por lo que concernía a Pompeyo, fue la asombrosa clemencia que César tuvo en Corfinio. En lugar de llevar a cabo ejecuciones en masa, concedió perdones en masa. A Enobarbo, Acio Varo, Lucilio Hirro, Léntulo Spinther, Vibulio Rufo y los cincuenta senadores se les encomió por su valor al defender Italia y se les puso en libertad sin sufrir el menor daño. Lo único que César requirió de ellos fue su palabra de que dejarían de luchar contra él; si llegaban a tomar las armas contra él por segunda vez, les advirtió, quizá no se mostraría tan misericordioso.


( C. McC: )

LOS LENTOS CORREOS DEL BANDO POMPEYANO


Las noticias de lo que ocurría en Corfinio se iban filtrando con muchísima lentitud. Aunque la distancia entre Corfinio y Luceria era sólo cuestión de ciento cincuenta kilómetros, los despachos tardaban entre dos y cuatro días en llegar a Pompeyo. Lo cual significaba que cuando éste los recibía, la noticia ya era demasiado vieja para hacer algo al respecto. Incluso el tremendo y temible Labieno no lograba mejorar la situación; los correos holgazaneaban todo el camino, se paraban a visitar a una tía ancíana, entraban en una taberna, se detenían para ligar con una mujer.


( C. McC. )


LA MORAL DE SAN AGUSTÍN, por P. GREGORIO ARMAS








LOS ORÍGENES DEL PUEBLO GRIEGO, por LUIS GARCÍA IGLESIAS











EROTISMO MÍSTICO EN LA INDIA, por MIRCEA ELIADE














CITAS DE DEMÓSTENES



-"Cuando una batalla está perdida, solo los que han huido pueden combatir en otra."

-"Haz que tus familiares te reverencien más que te teman, pues el amor sigue a la reverencia, mas el odio al temor."

-"Las oportunidades pequeñas son el principio de las grandes empresas."

-"Las palabras que no van seguidas de los hechos no valen para nada."

-"Los grandes sucesos dependen de incidentes pequeños."


-"No hay nada más fácil que el autoengaño. Ya que lo que desea cada hombre es lo primero que cree."

-"Si quieres ser feliz enteramente solo, jamás lo conseguirás."

-"¿Por qué creemos lo que creemos?"

-"Esa joven ansia por los altares, dejad que los construya, vaya nimiedad..."

- "Estamos dispuestos a creer aquello que anhelamos."

-"Necesitamos dinero, seguro, atenienses, y sin dinero nada de lo que debería ser hecho podrá hacerse."

-"Estás al descubierto en tu vida y en tu conducta, en tus actuaciones públicas y en tus abstinencias."

-"El hombre que piensa que debe su nacimiento sólo a sus padres esperará hasta que llegue su natural y destinado final; el que es hijo de su nación está dispuesto a morir antes que verla esclavizada, y vigilará esos agravios e indignidades, que en la sujeción al bien común se ve impulsado a soportar, como más aterradores que la propia muerte."

-"Sólo pensad: en el momento en que este tribunal se levante, cada uno de ustedes andará a casa, unos más rápido, otros con más calma, sin ansiedad, sin mirar por encima del hombro, sin miedo a que él vaya a ir corriendo contra un amigo o enemigo, un hombre grande o uno pequeño, fuerte o débil, o nada por el estilo. ¿Y por qué? Porque en su corazón conoce y confía, y ha aprendido a confiar en el Estado, en que nadie le acosará o insultará o agredirá."

-"También los manantiales y los pozos se agotan cuando se extrae demasiado y muy frecuentemente de ellos."

-"Creo de buen ciudadano preferir las palabras que salvan a las palabras que gustan"

-"El alma se amolda a las costumbres, y se piensa como se vive"








DEMÓSTENES DE ATENAS





Demóstenes (c. 385-322 a.C.), político ateniense, el orador más grande de la antigua Grecia, dirigió la oposición de Atenas frente a Macedonia. Nació en el demo de Paeonia, cerca de Atenas. Su padre murió cuando era un niño de siete años, dejando una fortuna en fideicomiso para su hijo. Tan pronto como Demóstenes alcanzó la mayoría de edad, procesó a los fideicomisarios, que habían intentado estafarle. Sin embargo, sólo consiguió recuperar una parte de su herencia y centró su actividad en escribir discursos que usó en litigios legales particulares. Según sus biógrafos sufría un impedimento del habla y sus intentos de expresar sus propios discursos fueron tan infructuosos que recurrió a medios poco frecuentes para superar su defecto, incluida la práctica de hablar con guijarros en la boca.



Aunque Demóstenes continuó la práctica legal privada, se interesó cada vez más por los asuntos públicos. Se dedicó a restablecer el espíritu público en Atenas y a la conservación de la cultura griega. La mayoría de sus principales discursos estuvieron dirigidos contra el poder creciente del rey Filipo II de Macedonia, a quien veía como una amenaza no sólo para Atenas sino para todas las ciudades-estado griegas. El tema principal de su primer discurso contra Filipo, conocido como la Primera Filípica (351 a.C.), fue todo un presagio, ya que dos años más tarde Filipo atacó Olinto, aliado de Atenas, y en tres discursos, llamados las Olínticas, Demóstenes exhortó a Atenas a ayudar a su aliado. Cuando Olinto fue destruido, Demóstenes estaba entre los enviados (346 a.C.) para negociar la paz entre Atenas y Filipo. Sin embargo, durante los ocho años siguientes, continuó con sus advertencias contra los abusos macedónicos. Entre sus discursos de este periodo destacan la Segunda Filípica, el discurso conocido como Sobre la falsa embajada, contra Esquines, orador rival y partidario de Filipo, y la Tercera Filípica, considerada la mejor de este grupo, en la que se exigía una acción resuelta contra Filipo. En gran parte a través de los esfuerzos de Demóstenes, el intento de Filipo, en el 340 a.C., de capturar Bizancio (ahora Estambul) se retrasó. A pesar de una alianza entre Tebas y Atenas, ciudades hostiles entre sí durante largo tiempo, Filipo las derrotó en Queronea en el 338 a.C. Demóstenes continuó hablando a favor de la liberación, incluso después de la conquista de Grecia por Macedonia. En el 336 a.C. el orador Ctesifonte propuso que Atenas honrara a Demóstenes por sus servicios a la ciudad presentándole, según la costumbre, con una corona dorada. Esta propuesta se convirtió en una cuestión política, y en el 330 a.C., mediante un tecnicismo legal, Esquines procesó a Ctesifonte por haber ofrecido la corona. En su brillante discurso Sobre la corona, Demóstenes no sólo defendió a Ctesifonte sino que también atacó a quienes pudieran haber preferido la paz con Macedonia. Como resultado, Ctesifonte fue absuelto y Esquines se vio obligado a exiliarse.

En el 324 a.C. Demóstenes fue declarado culpable, es posible que injustamente, de aceptar un soborno de Harpalo, a quien el hijo de Filipo, Alejandro Magno, había confiado grandes tesoros y que se había fugado refugiándose en Atenas. Después de la muerte de Alejandro en el 323 a.C. Demóstenes exigió de nuevo a los griegos liberarse del control macedónico, pero el sucesor de Alejandro, Antípatro, sofocó toda resistencia y exigió que los atenienses le entregaran a Demóstenes y a otros líderes patriotas. Cuando la asamblea ateniense aprobó una sentencia condenando a muerte a los patriotas, Demóstenes huyó a un santuario en la isla de Calauria, donde se suicidó. La fama de sus discursos continuó durante siglos, inspirando al orador romano Cicerón, entre otros, en sus discursos contra Marco Antonio después de la muerte de Julio César.

CITAS DE ISÓCRATES


-"No perseveréis siempre en vuestro derecho con rigor; no peleéis más que cuando os sea útil vencer."

-"Sed ávidos de saber y llegaréis a ser sabios."

-"Sed moderados en el castigo; que la pena esté siempre por debajo del delito."

-"De todas nuestras posesiones, sólo la sabiduría es inmortal".

-"Si llegáis a tener gustos despreciables, escondedlos; pero que vuestro ardor por las cosas grandes no deje nunca de mostrarse".





ISÓCRATES


Isócrates (436-338 a.C.), orador y profesor ateniense cuyos escritos sobre política y educación en la Grecia del siglo IV a.C. poseen una gran importancia y un enorme valor histórico.


Isócrates nació en Atenas, en el seno de una familia adinerada. Fue discípulo y seguidor de Sócrates y Platón, quien, en su diálogo Fedro, se refiere a Isócrates como un joven enormemente prometedor. Durante el reinado de los Treinta Tiranos de Atenas, Isócrates dirigió una escuela de retórica en la isla de Chíos. Tras regresar a Atenas, aproximadamente en el año 403 a.C., escribió por encargo discursos legales. En el año 392 a.C. fundó una escuela donde enseñaba a los jóvenes llegados desde todos los rincones del mundo grecoparlante el arte de la redacción de ensayos y el arte de la oratoria. Sus temas eran la actualidad política del momento, y el tono de estos discursos tenía una altura moral que distinguió las enseñanzas de Isócrates del mero ingenio y el gusto por el efecto inmediato de los sofistas, sus rivales entre los maestros de retórica. Entre sus discípulos más ilustres destacan los oradores Hipérides, Iseo y Licurgo. Isócrates murió a consecuencia de un ayuno voluntario en el año 338 a.C., en protesta por la pérdida de independencia de Grecia.


Entre las obras de Isócrates que hoy se conservan figuran 21 discursos y 9 cartas. En discursos como el famoso Panegírico (380 a.C.), defendió con insistencia la unificación de las ciudades-estado griegas como única medida de protección contra la amenaza de la invasión persa. Tras fracasar en este empeño, instó a eminentes personalidades militares a encabezar las tropas griegas en una guerra contra Persia, como podemos ver en Filipo (346 a.C.), donde hace un llamamiento a Filipo II de Macedonia. El Areopagítico y Sobre la paz (ambas del año 355 a.C.) se ocupan de la política ateniense y el ocaso de la democracia griega. Las cartas de Isócrates abordan temas tan dispares como la educación, el arte de la retórica, el poder de la belleza, las advertencias dirigidas a los déspotas y el llamamiento a los líderes. Entre ellas destacan Contra los sofistas (391-390 a.C.), Elogio a Helena (370 a.C.), Arquidamo (366 a.C.), Antídosis (353 a.C.) y Panatenaico (339 a.C.).


Isócrates ocupa un lugar destacado en la historia de la prosa ática. Su estilo se caracteriza por la fluidez de su cadencia, la compleja estructura de la frase y el frecuente uso de la antítesis (véase Figuras retóricas). Sus escritos sirvieron de modelo a Demóstenes y, más tarde, a Cicerón, a través del cual la influencia de Isócrates llegó a la literatura moderna occidental.