Tibrón (en griego Θίϐρων, Thíbrôn, que significa «caliente, ardiente») fue un
mercenario espartano del siglo IV a. C.
Tibrón fue uno de los mercenarios reclutados por Hárpalo,
el tesorero huido de Alejandro Magno, hacia 325 a. C. Tras la fuga de Hárpalo
de Atenas a Creta, y su asesinato se adueñó de una parte del tesoro malversado
por el tesorero.
De la historia de Esparta en el periodo siguiente a
la muerte de Agis III apenas hay información. La ciudad laconia
permaneció al margen de la Guerra Lamiaca (verano de 323- otoño de 322 a. C.
debido a los contingentes arcadios y beocios presentes en la alianza que se
enfrentó a los potencia macedonia y a que el Reino de Macedonia tenía rehenes
espartiatas. De hecho, Esparta no emprendió ninguna acción militar en Grecia
hasta la muerte de Casandro de Macedonia (279 a. C.). Si, en cambio, permanecía
activa en la Magna Grecia, organizada con las colonias dorias (Heraclea Minoa y
otras) y lacedemonias (Tarento): desde el año 346 a. C., con la ayuda de dichas
Polis (ciudades), mantenía su poder naval en el Mar Mediterráneo.
La presencia macedonia (en Corinto, Argos,
Megalópolis y Olimpia) imposibilitaba a Esparta actuar en el Peloponeso, pero
podía actuar en el sur y en el Occidente griego, es decir, con territorios con
los que si retomaba relaciones, le daban la posibilidad de seguir existiendo
como potencia militar. La ocasión se presentó cuando Hárpalo, antiguo tesorero
de Alejandro Magno que había huido con una parte del tesoro (5000 talentos),
buscaba tropas para reclutar para partir con él fuera de Asia Menor. Enroló
6000 mercenarios de varias procedencias: de Creta, del Occidente griego, de
Cirenaica y de Cartago. Es de suponer que entabló contactos con los
lacedemonios y completó su ejército de mercenarios, porque en Creta sumaba 7000
efectivos, un millar aportados por Tibrón. Al poco tiempo de llegar a Creta,
Hárpalo fue asesinado por uno de sus amigos, dejando sus tropas sin jefe. Según
Arriano ya había muerto cuando llegó Tibrón a Cidonia, ciudad de Creta. La
versión de Arriano confirma las versiones de Quinto Curcio Rufo y de Pausanias,
y entra en contradicción con la de Diodoro. Tibrón llegó con los mercenarios
que había reclutado en el Cabo Ténaro, se puso al frente de las tropas, y las
condujo a Cirenaica, en el verano de 323 a. C. Se desconoce si debido a un
acuerdo preexistente entre Hárpalo y Esparta, Tibrón fue enviado a Creta, o si
solamente venía de conducir un contingente de mercenarios y habría aprovechado
las circunstancias.
Fue llamado poco después por los exiliados de Cirene
para restablecerlos en su ciudad según el edicto promulgado por Alejandro
Magno poco antes de su muerte. A estos y a los exiliados de Barca que había
en Creta, Esparta no los podía apoyar oficialmente con una expedición, por ello
intentaba conseguir un grupo de dirigentes cireneos que la reconociera como una
aliada hegemónica. Tibrón, se ignora si con el beneplácito de Esparta o no,
abandonó Creta con una tropa de unos 6000 hombres y desembarcó en Cirenaica. Se
apoderó del puerto, que fue saqueado, puso asedio a Cirene, batió a los
cireneos y les hizo concluir un pacto, cuyos términos eran que debían pagarle
500 talentos de plata y participar con la mitad de sus carros en sus campañas. Envió
embajadores a otras ciudades para firmar un tratado bilateral para conquistar
la vecina Libia. Sólo obtuvo 60 talentos de los 500 acordados. Pensando que
dominaba la situación se puso al frente de una alianza protectora de los
intereses de los griegos de Cirenaica. Las ciudades de Barca y Hespérides se
unieron a la coalición.
Pero fue traicionado: los cireneos, aconsejados por
Mnasicles, un oficial cretense de Tibrón, recuperaron Apolonia de Cirene (el
puerto de Cirene), y el espartano perdió su flota, aunque pudo conquistar
Taquira, pero prohibió saquearla. (323-322 a. C.) Consiguió que le enviaran
2500 mercenarios desde el cabo Ténaro, lo que probaría que sí existía un
acuerdo con las autoridades espartanas. Reemprendió la guerra. Con la ayuda de
los libios y los cartagineses, los cireneos alinearon 30.000 soldados. Tibrón
derrotó de nuevo a los habitantes de Cirene y comenzó el asedio de la ciudad. Cirene,
hambrienta, fue presa de disturbios políticos. Los demócratas expulsaron a los
aristócratas que se refugiaron, algunos con Tibrón, pero la mayoría con el
nuevo sátrapa de Egipto, Ptolomeo, que decidió intervenir. Algunos demócratas
de Cirene se dieron cuenta del peligro que entrañaba el que fuera demasiado
tarde para regular las relaciones entre los griegos y Ofelas, el representante
de Ptolomeo. De hecho, así fue, aunque cambiaran de opinión y se entendieran
con Tibrón, Ofelas, bien equipado en hombres, intervino y batió a
Tibrón, que huyó hacia el oeste, pero fue capturado por los libios, conducido a
Taquira, torturado, transportado a Apolonia de Cirene, y crucificado (invierno
de 322/321 a. C.).
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