CRISIS CIVILES ROMANAS
CRISIS Y GUERRAS CIVILES (120-27 a. de J.C.)
La situación política va a ser, durante un siglo, desastrosa.
En Roma se enfrentan dos partidos: El popular (apoyado muy frecuentemente por los caballeros o equites) y el senatorial, partidario de una política firme y nacionalista, dirigida por la aristocracia.
Esta rivalidad toma, en ciertos momentos, el aspecto de una verdadera guerra civil. Es la época de las conjuraciones, los complots, las proscripciones y las matanzas; sin duda, el período más desastroso de la república romana. ¡Y esto durará 100 años!
Por esta época aparece en el horizonte de Roma la estrella de Julio César. Aliado de Pompeyo y Craso (primer triunvirato, 60 a. de J.C.), pero alejado de los asuntos políticos porque está ocupado en la conquista de la Galia (68-51 a. de J.C.), la ambición de Julio César es la de reorganizar el Estado romano con la energía de un militar habituado al triunfo.
Vencedor de su antiguo compañero Pompeyo (Farsalia, 48; Tapso, 46, y Munda, 45 a. de J.C.), emprende la instauración de la monarquía en Roma. Pero es asesinado, en el año 44 a. de J.C., por sus adversarios.
La república queda acéfala: Antonio (principal general de César), Octavio (su sobrino) y Lépido forman entonces el segundo triunvirato (43 a. de J.C.) y se reparten este Imperio sin emperador que es el mundo romano:
- Lépido se hace olvidar en Africa;
- Antonio conquista Oriente, en donde cae bajo la influencia de la reina Cleopatra;
- Octavio se revela como un jefe hábil y firme a la cabeza de las legiones de Occidente, derrota a Antonio en Actium (31 a. de J.C.) y, ya único dueño del mundo romano, se convierte, en 27 a. de J.C., en emperador, en Augusto.
Con la instauración de esta nueva función (el principiat, y no la dignidad imperial), acaba el período republicano de la historia romana.
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