MARCO ANTONIO Y CLEOPATRA
LA LOCURA EGIPCIA
Después de la batalla de Filipos, Marco Antonio fue a Oriente para preparar la guerra contra los partos. Cleopatra, que había recobrado el trono de Egipto después de la muerte de César, encontró de nuevo a Antonio en Cilicia y conquistó sin dificultad al rudo soldado, que la guió a Alejandría.
Ambos se abandonaron a las fiestas y a los placeres de la "vida inimitable", como se llamaba una camarilla compuesta por familiares de la reina y de Antonio, que prodigaba los excesos y las extravagancias.
Pero las necesidades políticas reclamaron a Antonio a Italia y, cuando se enteró de su matrimonio con Octavia, Cleopatra, que acababa de tener dos mellizos de su amante, lloró amargamente su traición. Después de la paz de Brindisi,
Antonio se estableció en Grecia con su joven esposa, que no tenía para él el mismo atractivo que Cleopatra.
Puesto que Octavio tenía graves dificultades en Italia, Antonio no dudó en desafiarlo:
Devolvió a Octavia a Roma, invitando a la reina de Egipto a que reuniera con él en Siria, desde donde se disponía a marchar contra los partos.
Antonio se casó con ella en Antioquía, sin haber repudiado, no obstante, a su mujer.
Pero su campaña fue un desastre: Perdió la mitad de sus tropas, teniendo que contentarse con anexionar Armenia.
Olvidándose de los partos, volvió a Alejandría (36 a. de J.C.), y, completamente esclavo de Cleopatra, abandonó los intereses de Roma por los de Egipto: Concedió a Cleopatra la soberanía sobre Chipre, Creta y Fenicia.
El hijo de César, Cesarión, fue asociado al trono de su madre. Antonio ocupó el puesto de príncipe consorte y dispuso principados orientales para los hijos que había tenido con Cleopatra. Ponía así las bases de una Imperio rival de Roma, dando pretextos a Octavio para intervenir.
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