Ser esclavo de Vedio Polión era una situación dramática. Sus vidas valían bien poco, y eran considerados como “animales que hablaban”. Cuando un esclavo rompió sin querer una copa de cristal, Vedio Polión ordenó que lo echaran al estanque de las morenas, a las que había acostumbrado a comer carne humana, porque al amo le pareció que así ese pescado tendría mejor sabor a la hora de comerlo. Y si alguno de sus esclavos lo ofendía, lo hacía arrojar a un vívero lleno de serpientes.
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