Antes de combatir, hay que pensarlo y sopesarlo muy bien. Puedes hacer que el enemigo piense que eres un cobarde, aunque no lo seas; y hacerle creer, también que eres un inepto, aunque no lo seas. Porque lo único que importa es tener engañados al enemigo sin que lo note, para conseguir la victoria final. Nunca hay que entrar en combate hasta estar seguro de que se va a ganar la batalla. Iniciar el combate por las ansias de batallar y darle una lección al enemigo, sin antes estar seguro de ganar y prever todas las consecuencias, es como pretender asesinar a los propios legionarios mandándolos a una inútil carnicería, porque el Estado siempre los necesitará, y les están esperando esposas, hijos, amantes, y toda persona que espera volver a reencontrarlos, para seguir con la vida de Roma.
Pasión por los romanos. Un blog de divulgación creado por Xavier Valderas que es un largo paseo por el vasto Imperio Romano y la Antigüedad, en especial el mundo greco-romano.
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