sábado, 6 de enero de 2018

CAYO MARIO PROPONE AL PRÍNCIPE GAUDA DE NUMIDIA SOBRE SU CAMPAÑA ELECTORAL PARA EL CONSULADO


Alteza real, hay que inundar Roma, el Senado y las asambleas del pueblo con cartas. Cartas vuestras... y de los habitantes de las villas, de los pastores, mercaderes y comerciantes de toda la provincia romana de Africa, cartas informando a Roma de la ineptitud, de la enorme incompetencia de Quinto Cecilio Metelo en la dirección de esta guerra contra el enemigo númida, cartas explicando que los pocos éxitos de la campaña se deben a mí y no a él. ¡Miles de cartas, mi señor! Y no escritas una sola vez, sino repetidas hasta la saciedad, hasta que Quinto Cecilio ceda y me permita marchar a Roma para presentarme a las elecciones a cónsul.


 
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(...) Naturalmente, Mario no se cruzó de brazos. Recorrió personalmente de arriba abajo toda la provincia africana para ver a cuantos ciudadanos romanos, latinos e itálicos había, pretextando necesidades de servicio por sus constantes viajes. Era mensajero de un mandato secreto del príncipe Gauda, prometiendo toda clase de mercedes una vez fuese rey de Numidia y asegurándose la propia clientela de cuantos veía. Ni lluvia, ni fango, ni ríos desbordados fueron obstáculo; era incansable acaparando clientes y cosechando promesas de cartas y más cartas. Miles y miles de cartas. Cartas suficientes para echar a pique el barco del Estado de Quinto Cecilio Metelo y lograr su extinción política.








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