A veces me pregunto en qué escollo naufragará toda
esa cordura, puesto que siempre naufragamos: ¿ Será una esposa, un hijo
demasiado querido, una de esas trampas legítimas en que caen por fin los
corazones timoratos y puros? ¿ O será sencillamente la vejez, la enfermedad, la
fatiga, el desengaño que nos dice que si todo es vano, la virtud también lo es?.
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