«Si
cada uno de nosotros, señores, hubiese mantenido la autoridad y los derechos
del marido en el interior de la propia casa, no hubiéramos llegado a este
punto. Ahora henos aquí: la prepotencia femenina, tras haber anulado nuestra
libertad de acción en familia, nos la está destruyendo también en el Foro.
Recordad
lo que nos costaba sujetar a las mujeres y frenar sus licencias, cuando las
leyes nos permitían hacerlo. E imaginad qué sucederá de ahora en adelante, si
esas leyes son revocadas y las mujeres quedan puestas, hasta legalmente, en pie
de igualdad con nosotros. Vosotros conocéis a las mujeres: hacedlas vuestras
iguales e inmediatamente os las encontraréis convertidas en dueñas. Al final
veremos esto: los hombres de todo el Mundo, que en todo el Mundo gobiernan a
las mujeres, serán gobernados por los únicos hombres que se dejan gobernar por
sus mujeres: los romanos.»
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