Tu ansia es insaciable; la mía está saciada. Eso les pasa a
los niños que meten la mano en un tarro de cuello estrecho para coger los higos
y las nueces guardados en él: si se llenan la mano, no pueden sacarla y luego
lloran. Suelta unos pocos, y la sacarás sin dificultad. Y tú igual: suelta el
deseo; no desees mucho y lo obtendrás.
( Epícteto en "Disertaciones")
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