Antes de las reformas de Cayo
Mario para poder alistarse al ejército era necesario tener propiedades, y eso
era así porque se entendía que el verdadero patriota capaz de defender y dar la
vida por la patria era el romano con propiedades. Luego a falta de levas y por
las continuadas necesidades de guerra, el Senado Romano consintió que se
alistara cualquier romano que reuniera condiciones, y el servicio militar pasó
a ser algo profesional y con derecho a una pensión otorgada por el emperador
después de haber cumplido todos los años de servicio.
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