sábado, 15 de diciembre de 2018

JULIA VIPSANIA AGRIPINA


Julia Agripina (posiblemente en Oppidum Ubiorum, 15-59), más conocida como Agripina la Menor —para distinguirla de su madre— o Agripina, fue la hija mayor de Germánico y Agripina la Mayor, bisnieta por tanto de Marco Antonio y Octavia la Menor. 
Fue además hermana de Calígula, esposa y sobrina de Claudio y madre de Nerón.
 
En el año 28, con tan solo 13 años, se casó por primera vez con el cónsul romano Cneo Domicio Enobarbo. Fue éste quien dijo de su futuro hijo: «De la unión de Agripina y yo sólo puede salir un monstruo.» Y de la unión nació nueve años más tarde Lucio Domicio Enobarbo, conocido como Nerón.
 
En enero del año 40, a los 25 años de edad y 12 de matrimonio, Agripina enviudó por primera vez.
 
Cuando su hermano Calígula se convirtió en emperador, ella y sus dos hermanas empezaron a gozar de ciertos privilegios que tan solo podía tener la familia imperial. Aún estando casada con Enobarbo, Agripina mantuvo relaciones sexuales con su hermano, al igual que hacían sus hermanas, y se prostituyó con miembros de la corte, como sus hermanas Julia Drusila y Julia Livila, que también estaban casadas.
 
Los privilegios de los que disfrutaba Agripina empezaron a desaparecer tras la muerte de la hermana preferida de Calígula, Drusila. Tras este acontecimiento, el emperador empezó a sufrir una enfermedad mental que provocó que Agripina perdiera el favor de su hermano.
 
Ambiciosa como su madre, Agripina quería continuar con esos privilegios que ahora su hermano no le ofrecía. Por ello junto a su amante Tigelino, Léntulo Getúlico, su hermana pequeña Livila y el amante de ambas y cuñado viudo Marco Emilio Lépido planeaban derrocar a Calígula. Al descubrir el complot, el emperador ordenó la muerte de Lépido y Getúlico, y el exilio, previo juicio, de sus dos hermanas y Tigelino.
 
Separada de su hijo, el cual se quedó en Roma al cuidado de su tía paterna, Agripina inició su exilio con la humillación pública de transportar las cenizas de uno de sus amantes. Fue así como puso rumbo a la isla de Pandataria.
 
El asesinato de Calígula y el nombramiento como emperador de su tío Claudio, comportó la vuelta a Roma de Agripina y su hermana. Tras reencontrarse con su hijo, Agripina se casó con Cayo Salustio Pasieno Crispo, su antiguo cuñado y cónsul entre 27 y 44 d. C. Cuando este murió, antes de 47, se rumoreó que había sido envenenado.
 
Una vez más, Agripina fue teniendo una relación más íntima con su tío, el emperador. Este, tras descubrir que su esposa Mesalina, madre de sus hijos Británico y Octavia, le era infiel, decidió ejecutarla y casarse con su sobrina, a pesar de que el matrimonio de tíos y sobrinas era ilegal e incestuoso según la ley romana. El tema se resolvió mediante un acuerdo especial del Senado.
 
Con 34 años (49) se casó por tercera y última vez con su tío, el emperador Claudio. Además, aconsejó a su hijo que se casara con su nueva hermanastra, Octavia. 
Una vez obtenido el título de emperatriz y Augusta, la primera después de Livia Drusila, y de haber obtenido honores y privilegios extraordinarios, Agripina convenció a su marido de que adoptara como heredero a Nerón, hijo de ella, en vez de al hijo biológico de él. 
Y así sucedió. Una vez conseguido su propósito, se dijo que había ordenado que envenenaran a su marido con un plato de setas donde mezclaron comestibles con venenosas, aunque no hay prueba histórica de ello.
 
Cuando a los 16 años Nerón fue nombrado emperador, Agripina utilizó a su hijo, con el que se dice que mantenía relaciones sexuales, para gobernar Roma. Suetonio explica que Nerón soportaba cada vez menos a su madre, amenazándola con abdicar y exiliarse a Rodas. Ella le dio motivos, aproximándose a su hijastro Británico. Tras el asesinato de éste durante un banquete, su influencia disminuyó notablemente y fue invitada a abandonar el palacio imperial.
 
También cuenta Suetonio, en Vidas de los doce césares, que Nerón asesinó al supuesto amante de su madre, Aulo Plaucio, pues sospechaba que Agripina pensaba sustituirle como emperador con aquel joven. 
Cuentan que antes de que acabara con su vida, Nerón obligó al supuesto amante a hacerle una felación y que, seguidamente a esto, dijo: “Que venga ahora mi madre y bese a mi sucesor”.
 
La llegada de Popea Sabina a la corte imperial como pareja de su hijo fue el final de Agripina. Popea no tardó en darse cuenta de que su futura suegra influía sobre su hijo para satisfacer sus necesidades. Sabiendo que no era bien recibida por ella, Popea convenció a Nerón para que matara a su madre.
 
En primer lugar intentó envenenarla varias veces. Después ideó derribar su habitación mientras ella estuviera durmiendo dentro, pero descubrió el plan y se enfureció con su hijo. Aprovechando la mala relación existente entre él y su madre, Nerón la invitó a un barco para reconciliarse. 
Ella, que aceptó, no imaginaba que la intención de su hijo era hundirlo con ella dentro. De nuevo, Agripina descubrió los planes y huyó a nado. Desesperado, el emperador acusó a su madre de ser miembro de una conjuración ficticia y fue ejecutada, aunque los detalles de este crimen tan meditado no están claros.
 
Su muerte cumplió una profecía de unos astrólogos caldeos que, cuando Agripina les preguntó si su hijo sería rey, le dijeron: «Será rey, pero matará a su madre». 
Después de escuchar estas palabras, ella contestó: «Occidat, dum imperet!» («¡Que me mate con tal de que reine!»).
 
El asesinato de Agripina estuvo siempre presente en la mente de su hijo, el cual dijo ver su espíritu y también a las furias agitando látigos vengadores y antorchas encendidas.

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