La
batalla de Drépano (249 a. C.) enfrentó a la armada romana y a la cartaginesa
en las costas de Sicilia, frente a la ciudad de Drépano (Trapani), resultando
la batalla una victoria cartaginesa.
El
almirante y gobernador cartaginés de Drépano, Aderbal, ofreció batalla al
cónsul romano Publio Claudio Pulcro, quien confiaba en asustar al cartaginés
dado el tamaño de su flota de guerra.
El
cartaginés, llamando a los mercenarios, les ofreció la posibilidad de una
rápida victoria, si presentaban batalla a los romanos, o la incomodidad de un
largo asedio.
Los
mercenarios eligieron la primera opción y se embarcaron, obteniendo Aderbal una
rotunda victoria. Tras la victoria, el Gran Consejo de Cartago colmó de honores
a Aderbal.
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