Conciudadanos
de Roma, es cierto que César ha muerto. Para cuantos amamos la libertad era
inadmisible que siguiera con vida. Así que algunos de nosotros, incluido yo,
hemos decidido liberar a Roma de la tiranía dictatorial de César. ¡Aquí podéis
ver el puñal ensangrentado con el que lo he matado!.
César
no podía despojar de sus tierras a hombres que las han poseído desde hace
siglos sólo para establecer a sus veteranos en Italia. Nosotros, los
Libertadores, que hemos matado al dictador César, el rey de Roma, comprendemos
que los soldados de Roma deben tener tierras donde retirarse, y amamos a los
soldados de Roma tanto como César, pero amamos también a los hacendados de
Roma, y ¿qué íbamos a hacer?, os pregunto. César se mostró muy partidista, así
que debía desaparecer. Roma no se reduce a sus veteranos, aunque nosotros, que
hemos liberado a Roma de César, amamos a los veteranos de Roma.
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