La batalla de Cameria tuvo lugar dieciséis años
después de la fundación de Roma por el primer rey de Roma, Rómulo, entre el
ejército romano dirigido por el mismo monarca y el pueblo de Cameria. Según la
leyenda los romanos llevaron la mejor parte, ocuparon la ciudad y establecieron
una nueva colonia.
Los romanos, una vez fundada la ciudad en el Monte
Palatino, comenzaron a crecer, hasta aparecer, de acuerdo con Tito Livio,
"tan poderosos que podían competir militarmente con cualquiera de los
pueblos de alrededor". Una tras otra cayeron muchas de las ciudades
cercanas que pertenecían al pueblo de los Ceninensi (su ciudad capital
Caenina), los Antemnati, los Crustumini, los Sabinos y los habitantes de
Fidenas.
Antes de cesar la peste que había estallado en Roma
la década anterior, los Camerii invadieron los territorios romanos, y
saquearon la región, convencidos de que los romanos no podían defenderse de la
terrible enfermedad que había afectado a una gran parte de la población.
Plutarco dice que Rómulo reaccionó rápidamente,
emprendiendo una expedición contra los Camerii, y una vez derrotados en la
batalla en la que mató a 6.000 hombres, ocupó su ciudad.
Rómulo no destruyó la ciudad, ni abatió sus
cimientos, por el contrario hizo de Cameria una colonia romana, como había
hecho con Fidenas, en la que se establecieron un gran número de colonos, más
del doble de los que habitaban en Cameria y que sobrevivieron al Calendario
romano. En el botín confiscado a los Camerii, estaba, entre otras cosas, una
cuadriga de bronce, que consagró al templo de Hefesto en Roma (identificado con
el Volcanal), haciéndose erigir una estatua en la que aparecía coronado por la
Victoria. Pero ésta no fue la última guerra en la que luchó Rómulo. Si, de
hecho, las poblaciones vecinas más débiles ofrecieron espontáneamente su
sumisión a los romanos, no fue así con las más poderosas, que aunque temerosas
y envidiosas, no pensaron en esperar los acontecimientos, y decidieron resistir
al expansionismo romano. Es el caso de los habitantes de Veyes, que estaban al
oeste del Tíber, y serian los últimos en ser derrotados, después de haber
exigido a Rómulo, sin éxito, la devolución de Fidenas.
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