El hombre que piensa que debe su
nacimiento sólo a sus padres esperará hasta que llegue su natural y destinado
final; el que es hijo de su nación está dispuesto a morir antes que verla
esclavizada, y vigilará esos agravios e indignidades, que en la sujeción al
bien común se ve impulsado a soportar, como más aterradores que la propia muerte.
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