Para mí, siendo tal como lo he descrito, tan piadoso que no hacía nada sin el asentimiento de los dioses, tan justo que no habría hecho el más pequeño daño a nadie, sino que ayudaba muchísimo a los que le trataban, con tal dominio de sí mismo que nunca pudo preferir lo más agradable a lo mejor, tan prudente que nunca se equivocaba cuando juzgaba lo mejor y lo peor, sin necesitar ayuda alguna, sino que se bastaba para el conocimiento de estas nociones, capaz de expresarlas de palabra y definirlas, hábil para examinar a los de más, refutarles en sus errores y dirigirlos hacia la virtud y la bondad, a mí, como digo, me parecía todo lo mejor que podría ser un hombre y el más feliz del mundo. Y si a alguien no le gusta así, que compare con la manera de ser de otros y que ante esa comparación juzgue.
No hay comentarios:
Publicar un comentario