Si,
estoy orgulloso de percibir el carácter de Epicuro de una manera diferente, tal
vez, a la de los demás, sobre todo por lo que he leido y escuchado sobre el; y
con ello tener la suerte de disfrutar el atardecer de la antigüedad -veo
como sus ojos observan un extenso y blancuzco mar con peñascos enclavados en la
costa, sobre los cuales se recuesta el sol, mientras grandes y pequeñas criaturas juegan entre su luz, seguras y tranquilas como la luz y el ojo
mismos. Una felicidad tal, solo la podría descubrir un penitente, es la
felicidad de una mirada frente a la cual el mar de la existencia ha enmudecido;
mirar esta superficie, esta colorida, delicada, pero estremecedora piel marina
y jamas cansarse: nunca antes hubo tal modestia de la voluptuosidad.
( Federico de Nietzsche en "La gaya ciencia" )
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