Todos habéis oído hablar de Quinto
Sertorio . Es un romano que se ha sublevado contra el sistema que produce
hombres como Batiato. Ha logrado el apoyo de Hispania entera y pronto se pondrá
en camino hacia Roma para proclamarse dictador y establecer un nuevo tipo de
república. Lo sabemos porque la gente hablaba de ello en los lugares en que nos
enviaban a combatir. Y nos hemos enterado de que en Italia muchos desean a
Sertorio en Roma; sobre todo los samnitas.
¡Yo sé lo que voy a hacer!. Voy
a ir a Hispania a unirme a Quinto Sertorio. Y si fuera posible, le llevaría
otro ejército, un ejército que ya haya asestado golpes a la Roma de Sila y a
sus continuadores. Voy a reclutar hombres en Samnio, Lucania y todas las
regiones de Italia que deseen ver una Roma nueva en lugar de resignarse a un
miserable destino. Voy a reclutar esclavos de Campania ofreciéndoles el derecho
de ciudadanía en la Roma de Quinto Sertorio. Tenemos armas de sobra y podemos
reclutar más hombres. ¡Y si Roma envía tropas contra nosotros, las derrotaremos
y nos apoderaremos de las armas!. Lo único que puedo perder es la vida y he
jurado que nunca más me resignaré a la clase de existencia a que me obligaba
Batiato. Un hombre, aunque sea esclavo, debe tener derecho a reunirse con sus
congéneres.
¡Soy un hombre y dejaré huella!.
¡Pero todos vosotros deberíais decir lo mismo!. Si seguimos juntos y formamos
el núcleo de un ejército, podremos defendernos y dejar honda huella. Si nos
esparcimos en mil direcciones, todos nosotros, hasta el último, nos veremos
obligados a huir, huir, huir... ¿Por qué correr como gamos si podemos caminar
como hombres?. ¿Por qué no buscarnos un lugar en la Roma de Quinto Sertorio
preparándole el terreno en Italia y uniéndonos a él cuando llegue?. Roma tiene
pocas tropas en Italia, como bien sabemos. ¿No hemos oído que en Capua se
quejan de que su economía va mal porque los campamentos de legionarios están
vacíos?. Yo fui tribuno militar. Crixo, Enomao y muchos de vosotros habéis sido
legionarios de Roma. ¿Hay algo que los iguales de Lúculo o de Pompeyo Magno, en
cuanto a formar y conducir un ejército, no sepamos yo, Crixo, Enomao o
cualquiera de vosotros?. ¡No es difícil conducir un ejército!. ¿Por qué no
convertirnos en ejército?. ¡Podemos ganar victorias!. En Italia no hay legiones
de veteranos que puedan detenernos; sólo cohortes de reclutas novatos. Los
soldados veteranos se sentirán atraídos por nuestra causa... samnitas y lucanos
que luchan por sacudirse el yugo de Roma. Y entre todos podemos entrenar a los
que se unan a nosotros sin experiencia bélica. ¿Es que un esclavo es un hombre
sin capacidad guerrera y sin valor?. Los ejércitos de esclavos han estado a
punto varias veces de llevar Roma a la ruina, y fracasaron únicamente porque
los dirigían quienes no conocían las estrategias militares de Roma. ¡ No eran
romanos quienes los dirigían!.
¡Yo conduciré nuestro ejército
y lo llevaré a la victoria!. ¡Y se lo entregaré a Quinto Sertorio cargado de
laureles y con Roma e Italia a sus pies!. Sólo os pido que lo penséis.
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