domingo, 1 de septiembre de 2019

CLELIA



Según la tradición latina, Clelia (en latín Cloelia) fue una de las más reconocidas heroínas de Roma durante la República.
 
Después de la proclamación de la República romana, 509 a. C., y la expulsión de los Tarquinios de Roma, éstos se refugian con el rey etrusco, Lars Porsenna, y lo convencen de combatir a su lado para restablecerlos en el trono.  La guerra, en principio pone en ventaja a Porsenna, que toma el Janículo, pero luego se transforma en un asedio interminable. Sin embargo, gracias al éxito de Mucio Escévola, que sigue al de Horacio Cocles, Porsenna decide emprender negociaciones con los romanos. Se llega al acuerdo de que los romanos deben proporcionar rehenes, a cambio de levantar el asedio.
 
Porsena exige que entre los rehenes figuren cien vírgenes romanas. Cuando se aceptó el tratado, y Porsenna se dispuso a llevarse a las prisioneras y retirar su ejército, una de las mujeres, llamada Clelia, escapó del grupo y cruzó a nado el río Tíber, entrando después en la urbe. El rey etrusco (Porsena), indignado, mandó un ultimátum a Roma para que entregase a la virgen. Ante el temor de un nuevo asedio, el cónsul volvió a capitular y entregó a Clelia a manos de Porsena. Éste, lejos de matarla o castigarla, la mantuvo en su palacio, una vez retirado el sitio, con todas las comodidades y atenciones y, según algunos escritos, llegó a casarse con ella, admirando su valentía y amor por su patria. Además, liberó al resto de las prisioneras para que retornaran a sus casas. Por su parte, Roma agradeció los esfuerzos de Clelia y, en su recuerdo, erigió una estatua ecuestre de bronce en la Vía Máxima.
 
Clelia existió realmente, pero no se sabe con exactitud si protagonizó una escapada a Roma para volver con Porsena posteriormente. La leyenda plantea dos contradicciones: Porsena ya estaba casado cuando sitió Roma (~450 a. C.) y la República prohibía las estatuas ecuestres que debían rendir homenaje a los personajes más ilustres.
 
Clelia, junto con Cincinato, formaba parte de los ideales de lealtad, valentía, humildad y sumisión a la honra que todos los romanos debían cumplir. Fue, si es verdadera su historia, una verdadera heroína que se sacrificó por su patria y que demostró la fuerza social que las mujeres ejercían en su época.

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