miércoles, 15 de noviembre de 2017

EL CÓNSUL LUCIO MARCIO FILIPO


Lucio Marcio Filipo (en latín, Lucius Marcius L. f. Q. n. Philippus) era miembro de una familia senatorial romana, descendiente del cuarto rey de Roma, Anco Marcio e hijo del cónsul del año 91 a. C. Lucius Marcius Q. F. Q. N. Philippus.
 
Fue pretor en el 60 a. C. y obtuvo el cargo de propretor en Siria en el 59 a. C. El mismo año contrajo matrimonio con Atia, sobrina de Cayo Julio César.
 
Filipo tuvo un hijo, Lucio Marcio Filipo, y una hija, Marcia, que se casó con Marco Porcio Catón el Joven, que venía de enviudar en su primer matrimonio. El primer marido de Atia fue Cayo Octavio Turino, que murió a su regreso a Roma, cuando pensaba presentarse al consulado, dejando dos hijos de ella: Octavia Minor y Cayo Octavio (el futuro Emperador Romano César Augusto). Filipo los trató como si fueran sus propios hijos.
 
Fue cónsul en el 56 a. C. junto con Cneo Cornelio Léntulo Marcelino.
 
A pesar de este matrimonio con la familia de César, Filipo no se unió a César en la guerra civil, aprobando la legislación anti-cesariana en el Senado. Por ello, Filipo no fue enviado a gobernar una provincia como procónsul.
 
Notando la amenaza implícita en este desaire, Filipo solicitó que se le permitiera no tomar parte en la Guerra contra César, permitiéndole permanecer en Italia durante su duración. César le agradeció que no se uniera a sus enemigos, aunque tuvo en cuenta que no hubiera sido uno de sus partidarios. Filipo se convirtió en amigo de Marco Tulio Cicerón.
 
El deseo de Filipo de evitar los conflictos estuvo patente durante toda su vida. Cuando su hijastro Octavio fue nombrado como heredero de César, Filipo trató de disuadirle de que aceptara el legado del dictador, por el peligro que representaba Marco Antonio. Persuadió a Atia para que le ayudara a convencer al joven de que declinara la herencia, pero no lo consiguió.  Aunque se opuso a Marco Antonio, cuando Antonio y el Senado llegaron a una ruptura abierta, formó parte de la delegación enviada a Mutina para negociar con él.
 
Atia murió entre agosto/septiembre del 43 a. C. y según Ovidio, Filipo se casó más tarde con una de las hermanas de Atia. Vivió hasta una edad muy avanzada y vio el triunfo de su hijastro. Augusto lo recompensó por su continua lealtad. Usó la recompensa de Augusto para restaurar uno de los templos de Hércules y las Musas, donde construyó una columnata conocida como pórtico de Filipo (Porticus Philippi) y otras obras públicas.


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