Nada ha de huirse más que el seguir, a modo de borregos, el rebaño que va
delante, marchando, no hacia donde debe, sino por donde suele; y nada puede
hacernos más daño que el guiarnos por el rumor público, creyendo lo mejor
aquello que con general aplauso es acogido, sirviéndonos como ejemplo lo que
abunda y guiándonos, no por la razón, sino por semejanza.
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