Plauto (c. 254-184 a.C.), dramaturgo cómico
romano que alcanzó una enorme popularidad entre sus contemporáneos y ejerció
una notable influencia en la literatura dramática postrenacentista europea.
Plauto
nació en Sársina, Umbría.
Según la leyenda se trasladó a Roma cuando era joven,
y allí hizo fortuna trabajando entre bastidores, aunque la perdió en diversos
negocios, y comenzó a escribir comedias mientras se ganaba la vida como
molinero.
Se le atribuyen
más de cien comedias, de las cuales sólo se conservan veinte completas y una
muy fragmentaria, Vidularia. Escribió la mayor parte de su obra en los
últimos veinte años de su vida.
Las comedias que hoy conocemos son obras con
vestuario, personajes, tramas y escenarios inspirados en las comedias
originales de Menandro, Filemón, Dífilo y otros autores de la nueva comedia
griega.
Plauto introdujo en ellas numerosas alusiones
locales, además de elementos nuevos, como la canción y la danza (los diálogos
ocupaban aproximadamente una tercera parte de la obra), y con su enorme sentido
del humor y su dominio del latín vulgar, produjo farsas menos pulidas pero más
divertidas que las obras de la nueva comedia griega.
De tema
generalmente amoroso, la trama se complicaba con engaños o confusiones de
identidad, y los personajes respondían a arquetipos heredados de las comedias
griegas, como parásitos y soldados fanfarrones.
Sin embargo, las comedias de Plauto denotan
variedad y originalidad en el tratamiento de los temas y los personajes, y
abarcan desde la parodia mitológica (Anfitrión) hasta el romance (La
cuerda), y desde la burla (Casina) y la farsa (Los menecmos)
a la comedia refinada (Los prisioneros y Trinummus), o las
famosas Miles Gloriosus (El soldado fanfarrón) y Asinaria
(La venta de los asnos).
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