Periandro (Griego Περίανδρος) fue el segundo tirano de Corinto, en el siglo VII a. C., hijo y sucesor de Cípselo y uno de los Siete Sabios de Grecia. Sucedió en el poder a su padre en el año 627 a. C. Desarrolló el puerto de Corinto, y construyó una rampa a través del istmo del mismo nombre, para que las naves pudieran ser arrastradas a través de los diolkos, evitando así la ruta marítima alrededor del Peloponeso. El dinero ganado de los diolkos permitió a Periandro suprimir los impuestos en todo Corinto. Sin embargo, el mismo personaje fue considerado, más adelante, un tirano malvado característico, como lo hace saber Aristóteles en sus escritos.
Su hijo Licofrón de Corinto descubrió, posteriormente, que su padre era el verdadero asesino de su madre, y por eso Periandro decidió desterrarlo de Corinto, emitiendo, al mismo tiempo, una orden a todos sus colaboradores, en la que les prohibía que le dieran amparo. Periandro intentó más adelante reconciliarse con su hijo, pero Licofrón respondió que no pondría jamás los pies en Corinto, en tanto su padre residiese allí. Periandro aceptó, y planeó irse a Córcira, pero los corcirenses, que no quería que Periandro fuese a vivir con ellos, asesinaron a Licofrón.
Habría reinado 40 años, hasta el 585 a. C. Puesto que su hijo Licofrón había muerto y el otro, Cipselo el Joven, era mentalmente inestable, Psamético, hijo de Gordias (sin relación con ninguno de los faraones del mismo nombre), le sucedió.
Convocó un concurso musical ganado por el célebre poeta Arión de Lesbos.
Fue incluido en el selecto grupo de los Siete sabios de Grecia, Diógenes Laercio contó cómo el tirano corintio quería evitar que sus enemigos descuartizaran su cuerpo cuando se quitara la vida, por lo que elaboró un plan . El monarca eligió un lugar apartado en el bosque y encargó a dos jóvenes militares que le asesinaran y enterraran allí mismo. Pero las órdenes del maquiavélico Periandro no acababan ahí: había encargado a otros dos hombres que siguieran a sus asesinos por encargo, les mataran y sepultaran un poco más lejos. A su vez, otros dos hombres debían acabar con los anteriores y enterrarlos algunos metros después, así hasta un número desconocido de muertos. En realidad, el plan para que el cadáver del sabio no fuera descubierto era brillante, pero en lugar de un suicidio tenía visos de masacre colectiva.
-"Bella es la tranquilidad."
-"El hombre no debe jamás proponerse las riquezas por recompensa de sus acciones."
-"Insegura es la precipitación."
-"La tenacidad lo es todo."
-"Los reyes no pueden tener guardias más fieles que el afecto de los súbditos"
-"Que tu felicidad no sea fruto de las circunstancias favorables, sino producto de ti mismo."
-"Sé previsor con todas las cosas."
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