Si el alma es inmortal, preciso es
cuidar de ella, no solamente durante el tiempo que dura lo que llamamos vivir,
sino siempre por todo el tiempo venidero. Pues parece que sería desde ahora
mismo un peligro muy grande el no hacerlo. En efecto, si la muerte nos liberase
de todo, ¡qué suerte sería para los malos verse a un tiempo libres por el hecho
de morir, no tan sólo de su cuerpo y de su maldad, sino de su alma!. Mas ahora
que sabemos que ésta es inmortal, el único medio que tiene de escapar a sus
males y salvarse, es tornarse lo mejor y lo más sabia posible.
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