¿Cómo
voy a soportarlo? Mi única hija, mi perla perfecta. No hace mucho que cumplí cuarenta
y seis años y mi hija ha muerto dando a luz. Así fue cómo murió su madre, intentando
darme un hijo. ¡Qué vueltas da el mundo! Oh, mater, ¿cómo voy a enfrentarme a
ti cuando llegue la hora de regresar a Roma? ¿Cómo voy a enfrentarme a los
pésames, la prueba de fuerza que ha de venir después de la muerte de una amada
hija? Todos querrán expresar sus condolencias, y todos lo harán con sinceridad.
Pero, ¿cómo voy a soportarlo yo? Posar sobre
ellos una mirada herida, mostrarles mi dolor..., no puedo hacer eso. Mi dolor
es mío. No le pertenece a nadie más. Nadie más debería verlo. Hace cinco años
que no veo a mi hija, y ahora nunca volveré a verla. Apenas puedo recordar qué
aspecto tenía. Nunca me dio el más mínimo dolor ni disgusto. Bueno, eso es lo que
dicen. Sólo los buenos mueren jóvenes. Sólo a los seres perfectos la vejez no
los estropea nunca ni una larga vida acaba por agriarlos. ¡Oh, Julia! ¿Cómo voy
a soportarlo?
( C.
McC. )
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