Gelón (en griego: Γέλων Gélōn;
Gela, c. 540 - Siracusa, 478 a. C.) fue un militar y político griego, tirano de
Gela y Siracusa en el siglo V a. C., primero de la dínastía deinoménida.
Su padre Deinomenes pertenecía a una antigua familia sacerdotal de Gela
dedicada al culto de Deméter y Kore. El joven Gelón entró a formar parte de la
guardia personal del tirano Hipócrates, a quien ayudó a hacerse con el poder,
siendo ascendido a comandante de la caballería de la ciudad de Gela.
A la muerte del tirano (491 a. C.), Gelón defendió a los hijos de este,
Euclides y Cleandro, contra las facciones oligárquicas, pero ese mismo año
asumió personalmente el poder, conservando todas las posesiones de Hipócrates.
Aliado con Terón, tirano de Acragas, con cuya hija Demarete se casó, Gelón
comenzó a partir de 488 a. C. la lucha contra los cartagineses, impidiéndoles
una mayor penetración en la isla tras la catástrofe de Dorieo.
En el año 485 a. C. apoyó a los geomoroi, nobleza terrateniente siracusana que,
expulsada por la unión del pueblo y los kyllyrioi de esta ciudad-Estado, se
había refugiado en Casmenai. Gelón aprovechó la ocasión para, tras reponer a
los geomoroi en Siracusa, hacerse con el control de la ciudad. Gelón confió el
gobierno de Gela a su hermano Hierón y trasladó su sede a Siracusa, ciudad que
amplió y que prosperó bajo su mandato hasta convertirse en la mayor de todo el
mundo griego.
Para ello desplazó a una parte de los habitantes de Gela, mientras que
Camarina, que se había rebelado, fue destruida y su población trasladada a
Siracusa (484 a. C.), situación que se repitió en Megara Hiblea, con la
diferencia que aquí sólo la aristocracia fue admitida en la ciudadanía
siracusana, siendo el demos esclavizado (483-482 a. C.); además asentó en
Siracusa a diez mil mercenarios.
En el año 481 a. C. rechazó integrarse en la alianza panhelénica contra la
invasión persa, no tanto porque se le negase el mando sobre la misma, sino
principalmente para defender Sicilia frente a los cartagineses. En 480 estos
últimos se presentaron en la isla a la llamada de Terilo, pero las fuerzas
unidas de Terón y Gelón lograron alcanzar una resonante victoria en Hímera, que
alejó el peligro cartaginés de Sicilia durante setenta años. Convertido en amo
absoluto de toda Sicilia, hizo pública su intención de renunciar a la tiranía,
pero su propuesta fue rechazada por una multitud, gobernando sin oposición
hasta su muerte, a causa de una enfermedad, en 478 a. C.
Fue honrado como un héroe, y su memoria objeto de tal respeto que, cuando las
estatuas de bronce representando a los tiranos de Siracusa fueron retiradas por
Timoleón (150 años después), se hizo una excepción con la de Gelón.
Gelón era hijo de Deinomenes,
tirano de la ciudad siciliana de Gela, más conocido por conquistar Catania, en
la costa oriental de Sicilia. El historiador Heródoto escribe que sus ancestros
venían de la isla de Tilos en el mar Egeo, quienes fundaron la ciudad de Gela
en el sur de Sicilia. Se dice que uno de sus parientes, Telines, reconcilió a
sus habitantes tras un periodo de desorden civil, gracias a los ritos a las
diosas del inframundo, Démeter y su doncella Kore, y todos sus descendientes
continuaron la tradición sacerdotal en el culto a estas diosas. Gelón mismo
parecía ser un sacerdote de este culto. Sus tres hermanos fueron Hierón,
Trasíbulo y Polícelo. Deinomenes consultó al oráculo sobre el destino de sus
hijos, y fue informado de que los tres estaban destinados a convertirse en
tiranos.
Gelón combatió en varios conflictos entre los distintos tiranos de Sicilia,
ganándose una reputación de soldado formidable. Sus hazañas fueron tan
renombradas que fue ascendido a comandante de la caballería de Hipócrates,
tirano de Gela. Desde este cargo desempeñó un rol vital en muchas batallas,
incluyendo una contra Siracusa, ciudad que más tarde él mismo conquistaría.
No fue hasta la muerte de Hipócrates en
batalla contra los sículos en Megara Hiblea, que comenzó la escalada al poder
de Gelón. Tras la muerte de Hipócrates, sus hijos ostentaron el cetro, pero el
pueblo estaba cansado del mando de esta familia y se rebeló. Gelón aplacó la
revuelta bajo el pretexto de apoyar a los hijos de Hipócrates, pero en lugar de
ello ganó el poder para sí mismo con la ayuda del ejército en 491 a. C. El
territorio bajo su control incluía ahora Gela, Naxos al este, Mesina al noreste
y Camarina en el sur.
Gelón reinó pacíficamente sobre
Gela y sus territorios en la Sicilia oriental durante el siguiente lustro. En
485 a. C. los aristócratas de Siracusa - conocidos como los gamori o geomori -,
que habían sido expulsados de la ciudad por sus habitantes, acudieron a Gelón
en busca de ayuda. Aprovechando la oportunidad, Gelón utilizó su poder militar
para capturar la ciudad de Siracusa con escasa resistencia, reinstalando en el
gobierno a los exiliados gamori.
Gelón fue entonces nombrado nuevo tirano de Siracusa, y dejó a su hermano
Hierón al cargo de Gela. De acuerdo a Heródoto, trasladó la mitad de la
población de Gela a Siracusa y destituyó a los aristócratas de Camarina.
Continuó su estrategia expansionista, conquistando la vecina Eubea (483 a. C.)
y Megara Hiblea. Destituyó por la fuerza a la aristocracia de estas ciudades y
la envió a Siracusa, y esclavizó al resto de la población para expulsarla de
Sicilia. El motivo de ello, de acuerdo a Heródoto, es que había sido criado
como un noble y se hallaba constantemente en presencia de nobles, y «encontraba
una molestia compartir su hogar con gente común».
Cuando los megaranos de Sicilia se rindieron a él (Gelón) tras un sitio, separó
a los más ricos, que habían hecho la guerra contra él y esperaban ser
ejecutados, y les llevó a Siracusa para convertirles allí en ciudadanos. En
cuanto a las gentes comunes de Megara, que no tenían nada que ver con la guerra
y esperaban que no se les hiciera ningún daño, también fueron llevados a
Siracusa y vendidos como esclavos para ser llevados fuera de Sicilia. (Heródoto, Historias VII, 156)
Siracusa prosperó rápidamente
bajo el gobierno de Gelón. Junto a un importante programa de obras públicas,
Gelón organizó un poderoso ejército mercenario. La mayoría de los reclutas de
su ejército venían de las tribus sículas nativas, aunque algunos procedían de
la patria griega, soldados que habían combatido seguramente con Gelón algún
tiempo atrás. Los efectivos completos ascendían a unos 10.000 hombres, todos
los cuales recibieron la ciudadanía siracusana.
Gelón encontró un poderoso aliado en Terón, tirano de Agrigento, una ciudad al
oeste de Gela, tras casarse con su hija Demarete. En 481 a. C., llegaron hasta
él emisarios de Atenas, buscando su apoyo en la próxima guerra contra Jerjes I
de Persia. Gelón respondió que enviaría 28.000 hombres y 200 naves si era
nombrado comandante del ejército o flota griega. Se le negaron ambas
pretensiones y, en consecuencia, rehusó apoyar a los griegos de cualquier
manera.
Existe cierta incertidumbre
sobre la conducta de Gelón tras el rechazo griego a sus pretensiones. De
acuerdo a Heródoto, envió a Cadmo de Cos con dinero y regalos a esperar en
Delfos el desenlace del conflicto y, de ser este desfavorable para los griegos,
hacer ofertas de sumisión al monarca persa.
Gelón, sin embargo, temía que los griegos no fueran capaces de derrotar a los
bárbaros, considerando intolerable que él, tirano de Sicilia, debiera marchar
al Peloponeso y ponerse a la entera disposición de los espartanos. Por esta
razón, no siguió adelante con su plan, sino que adoptó otro. Tan pronto como
fue informado de que los persas cruzaban el Helesponto, envió a Cadmo, hijo de
Escites, hombre de Cos, a Delfos con treinta quinquerremes, llevándoles dinero
y mensajes de amistad. Cadmo debía observar el resultado de la batalla, y si
los bárbaros vencieren, debía entregarles dinero, tierra y agua como símbolo de
sumisión. Si, por el contrario, los griegos vencían, debía regresar con los
presentes. ( Heródoto, Historias VII, 163).
El mismo Heródoto, sin embargo,
añade que los griegos sicilianos aseguran que se preparaba para unirse a las
fuerzas de la alianza, cuando a sus oídos llegaron las nuevas de la invasión
púnica de Sicilia. Del mismo modo se pronuncia Éforo de Cime.
Existe, sin embargo, otra historia que cuentan los sicilianos: aunque fuera
bajo autoridad lacedemonia, Gelón habría ayudado a los griegos de no ser por
Terilio, hijo de Crinipo, tirano de Hímera. Este hombre, que había sido
expulsado de Hímera por Terón de Acragas, hijo de Enesidemo, trajo contra Gelón
trescientos mil fenicios, libios, iberos, ligios, ilicios, sardos y corsos,
liderados por Amílcar hijo de Hannón, rey de los cartagineses. Terilo le indujo
a ello en parte en prerrogativa de su amistad personal, pero principalmente a
través de los esfuerzos de Anaxilao, hijo de Cretines, tirano de Regio. Éste
había enviado a sus propios hijos como rehenes a Amílcar, y traído a éste a
Sicilia en ayuda de su suegro, pues la esposa de Anaxilao era Cidipe, hija de
Terilo. Por esto Gelón envió el dinero a Delfos, porque le era imposible ayudar
a los griegos. (Heródoto, Historias VII, 165),
Los cartagineses se hallaban
entonces establecidos en la costa occidental de Sicilia. Terón de Acragas había
proclamado la independencia de toda Sicilia de los púnicos tras derrotar al
tirano Terilo en Hímera. Terilo acudió a Cartago en busca de un poderoso aliado
para ayudarle a recuperar Hímera. Los púnicos respondieron a su súplica, viendo
en ello una oportunidad para extender su dominio sobre la isla. La oportunidad
era propicia ahora que la Grecia continental se hallaba bajo la amenaza persa.
Algunos historiadores6 mencionan que Jerjes y Cartago estaban en contacto y
coordinaron un ataque simultáneo en ambos frentes, el oriental y el occidental,
correspondientes a Grecia y sus colonias, evitando así que se apoyaran
mutuamente. En cualquier caso, en 480 a. C., un ejército cartaginés de 300.000
hombres desembarcó en Palermo, en la costa norte de Sicilia, y avanzó al este
hacia Hímera. Al mando se encontraba el sufete Amílcar Magón. Gelón, al
llegarle noticias del peligro que se cernía sobre su aliado, encabezó un
ejército de 50.000 infantes y 5000 jinetes en dirección a Hímera.
Un contingente del ejército de Gelón consiguió penetrar en el campamento
púnico, disfrazándose como aliados de la vecina ciudad de Selino. Una vez en el
interior, dieron la señal al resto de las tropas de Gelón, que se hallaban
estacionadas en las montañas sobre el campamento, prendiendo fuego a los barcos
de Amílcar. La subsiguiente batalla resultó en una completa victoria para Gelón
y Terón, con unas bajas estimadas de 150.000 cartagineses, incluyendo al propio
Amílcar. Según los historiadores clásicos, esta victoria se produjo en el mismo
día que la batalla de Salamina tenía lugar al oriente.
Las riquezas recuperadas del campamento púnico y los 2000 talentos de plata
recibidos como garantía del tratado de paz con Cartago, fueron distribuidos por
Gelón entre sus tropas y las de sus aliados. Una gran cantidad se reservó para
la construcción de un nuevo templo en Siracusa, y más dinero fue enviado para
la construcción de nuevos santuarios en la misma Grecia. Al regresar a la
ciudad, Gelón convocó al ejército y las gentes de Siracusa. Se presentó ante
ellos desarmado y solo, e hizo una recapitulación de sus acciones durante todo
su mandato, la guerra contra Amílcar y el modo en que distribuyó el botín. Les
dijo que si encontraban algo incorrecto en su conducta, eran libres de matarle
y controlar Siracusa ellos mismos. El pueblo de Siracusa aclamó a Gelón,
manteniéndole como tirano, y este continuó su reinado de paz los siguientes dos
años, tras los cuales murió presa de fiebres.
Gelón murió en 478 a. C. tras
gobernar Siracusa durante siete años. El control del reino pasó entonces a su
hermano Hierón, quien gobernó una década hasta su muerte, tras la que estalló
una disputa por la sucesión que acabó con la disolución del Estado siracusano.
La primera contribución digna de
mencionar de Gelón al mundo griego, y más específicamente siciliano, fue la
fundación de Siracusa como capital, a la que convirtió en «la mayor ciudad
griega de occidente». La localización de la ciudad propiamente dicha la
convirtió en un lugar privilegiado para tal papel. La ciudad se encontraba en
una isla, conectada con el interior por una península, construida en el Siglo
VI a. C.. Miraba a oriente, hacia la patria griega, y poseía su propio puerto.
Gelón construyó una muralla que descendía desde el fuerte de Acradina hasta el
mar, haciendo de Siracusa virtualmente inexpugnable. Además, al trasladar a
ella los ciudadanos adinerados de otras ciudades - táctica nunca antes empleada
en Sicilia - la ciudad prosperó rápidamente. Construyó un teatro para fomentar
la cultura entre sus ciudadanos, y un templo a la diosa Atenea tras la batalla
de Hímera. Todas estas infraestructuras influenciaron la historia de Siracusa
por muchos años. La ciudad fue un importante puesto avanzado para los imperios
bizantino y romano, y hoy en día representa un lugar de gran importancia
histórica para Sicilia e Italia.
La segunda gran contribución de Gelón fue la victoria ante los cartagineses en
Hímera. La batalla fue especialmente significativa por su fecha y localización.
Existen pocas dudas acerca del destino de Sicilia si Amílcar hubiera derrotado
al ejército combinado de Gelón y Terón. Los Estados griegos de la metrópoli
habrían sido incapaces de prestar ayuda debido a su propia guerra contra los
persas. Si, como muchos historiadores creen, los ejércitos persa y cartaginés
hubieran entrado en contacto, una derrota de Gelón en Hímera habría supuesto un
ataque envolvente sobre la propia Grecia por púnicos y persas, y quizá el
eventual fin de la civilización griega. Al derrotar a Amílcar en 480 a. C.
Gelón consiguió mantener Sicilia libre del yugo púnico durante los siguientes
setenta años.
Gelón parece haber sido guardado en alta estima por sus súbditos, al menos
parcialmente debido a su victoria en Hímera. Este respeto queda patente en la
elaborada tumba y estatua esculpidas en su memoria con dinero público. A pesar
de los abusos efectuados por Gelón sobre los pueblos conquistados, su
reputación como tirano respetado y rey generoso sobrevivió al paso del tiempo,
convirtiéndose en sinónimo de buen gobernante. Quizá el mayor testamento a su
influencia sobre Sicilia es el hecho de que su estatua fuera perdonada por Timoleón,
cuando este destruyó todas las demás para enterrar cualquier memoria de
tiranía, cuando Sicilia se convirtió en democracia 150 años después de la
muerte de Gelón.
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