Los orígenes. Los romanos no fueron ni más
libres, ni más pervertidos, que otros pueblos. Simplemente seguían los reglas y
principios distintos, que a lo largo del tiempo sufrieron una gran evolución.
Al principio, la sociedad romana, , muy rígida y ligada a la tradición, coloca
al varón en el centro de todo: PATER FAMILIAS, defensor de la patria, señor de
la casa. Incluso en la sexualidad, el mundo gravita a su alrededor.
Sus amantes
tienen que proporcionarle placer, ya sean mujeres o muchachos, además de su
esposa, que debe permanecerle siempre fiel (en los primeros tiempos, un marido
engañado podía matar a su mujer y al amante de ésta). La única regla a
respetar, y que permanecerá inmutable durante toda la época romana, es que la
persona con la que el hombre practica el sexo fuera del matrimonio ha de ser de
rango inferior, es decir, que no debe ser ciudadano romano como él, sino un
esclavo o una esclava.
SEXO LIBRE, EMANCIPACIÓN DE LA MUJER Y DIVORCIO.
La gran transformación se produce con las
conquistas militares del mundo griego y oriental, a partir del s. II a.C. A
Roma llegan las tendencias griegas, la moral acepta un nuevo de vivir la
sexualidad: se admite la homosexualidad de tipo "griego", las prácticas
sexuales se generalizan. También la mujer adquiere una gran independencia, y
seduce al varón.
En concomitancia con estos cambios procedentes
de oriente, se producen una serie de acontecimientos que revolucionan la
condición de la mujer. Es un argumento que ha sido tratado por algunos
expertos, entre los cuales destaca notablemente la profesora Eva Cantarella.
Las mujeres del s. I d.C. conocen un nivel de autonomía y libertad que en la
época moderna se alcanzará solo a partir de los años setenta del s. XX en adelante.
Las mujeres se vuelven económicamente independientes y, sobre todo, el divorcio
se hace más fácil. ¿ Cómo surge esta emancipación de la mujer romana?
Durante siglos, la ley había concedido a la
mujer un derecho solamente teórico de heredar bienes, propiedades y dinero. En
realidad quienes los administraban eran los hombres (padres, hermanos,
maridos). Con las famosas guerras civiles del s. I a.C. las cosas cambiaron:
efectivamente los senadores se dieron cuenta que en aquellos conflictos habían
muerto una buena parte de los hombres de élite romana, y que existía, por
tanto, el peligro real que el dinero y las propiedades acabaran en manos de
pocos hombres sin escrúpulos, auténticos dictadores como Sila. ¿Qué hacer?
dirigirse a las mujeres y concederles la posibilidad de heredar personalmente.
Y así se hizo, y el Senado promulgo esas nuevas leyes.
Cambió también la relación matrimonial
tradicional que ponía a la mujer a merced totalmente del marido; en su lugar
nació un tipo de unión donde la mujer estaba bajo el poder (financiero) de su
padre, y ya no de su marido. Así, cuando el padre moría, la mujer heredaba
automáticamente las tierras y el dinero, adquiriendo fuerza e independencia
económica. También cambio el divorcio, y se hizo más fácil: para disolver el
matrimonio bastaba con que el hombre, o bien la mujer, declararan ante testigos
que no querían seguir estando casados.
La consecuencia de ello fue el fortalecimiento
de la posición femenina. En efecto, en casos de divorcio, la mujer, ya por fin legalmente
titular de dinero y propiedades, podía dejar al hombre y mantener su
independencia económica.
Así, a menudo, se invirtieron los papeles: los
hombres que se habían casado con mujeres sólo por dinero corrían el riesgo de
perderlo todo y verse en la calle.
Obviamente estas leyes, tuvieron más impacto
sobre las élites de la sociedad romana, es decir, sobre los ricos, que sobre el
resto de la población pobre. Así pues, el derecho romano en materia de
matrimonios y de herencias no era "igual para todos": favorecía,
sobre todos, a los ciudadanos libres y ricos, no a los demás (esclavos,
libertos, extranjeros, etc.)
En los tres siglos y medio que transcurrieron
entre mediados del s. I a.C. y el s. III a.C., cambiaron muchas otras cosas en
las relaciones entre hombre y mujer. Si antes los matrimonios eran decididos
por las familias cuando los contrayentes eran aún niños (como ocurre en la
India hoy en día), ahora eran los sentimientos los que guiaban la elección.
A
menudo las parejas vivían juntas y no se casaban (los tipos de unión eran
muchos, desde las formales a simples convivencias, según la clase social y el
dinero que había de por medio. Se produjo, incluso, una crisis de natalidad,
que Augusto intentaría combatir inútilmente con leyes al efecto.
Era verdaderamente desconcertante la comparación
con lo que está ocurriendo hoy en las sociedades occidentales, donde los matrimonios
disminuyen, aumentan los divorcios, y la natalidad se desploma
No debe sorprender lo que caracteriza a este
periodo de la era romana sea la libertad sexual. En efecto, la vida sexual se
hace cada vez más abierta y permisiva tanto para el hombre como para la mujer,
dando origen a todos esos comportamientos que harán famosos a los romanos a lo
largo de los siglos.
( Artículo encontrado en internet )
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