GLABER:
¿Habrán los dioses contemplado alguna vez tamaña belleza?.
ILITHYIA: Me halagas. Llegaremos tarde
al circo.
GLABER: Esperarán. Igual que yo he
esperado largo tiempo bendiciones. Será un día glorioso. Uno que no verás
llegar.
ILITHYIA: Cayo...
GLABER: ¡No intentes mentir!. Sé lo que
sostengo y el propósito abortivo que conlleva ese silfio.... ¿Por qué?.
ILITHYIA: Porque no eres digno de un
heredero. No eres digno de mí.
GLABER: ¿Tanto nos hemos alejado del
amor que una vez sentimos?.
ILITHYIA: Es una mancha en una costa
distante. Demasiado pequeña para llamar la atención.
GLABER: Sostendré a mi hijo en brazos. Y
tú harás el papel de madre y esposa devota.
ILITHYIA: No lo haré.
GLABER: ¡Harás lo que te mande tu
marido!.
ILITHYIA: Pues ruego que Varinio mande
con voz más suave.
GLABER: ¿Varinio?
ILITHYIA: Mi padre disuelve nuestro
matrimonio en favor de una oportunidad más prometedora. Regreso con él a Roma
al final de los juegos.
GLABER: Conspiras contra mi.
ILITHYIA: Hacemos lo que debemos frente
a la creciente decepción.
GLABER: Hablaré con tu padre.
ILITHYIA: ¿Con qué propósito?. Te
concedió mi mano solo porque se lo rogué con lágrimas en los ojos, húmeda de
amor. Ahora estoy seca. Un desierto privado de lluvia.
GLABER: ¿No queda nada entre nosotros?
ILITHYIA: Solo recuerdos. Ellos también
se desvanecerán. Vamos. Presentémonos como marido y mujer por última vez.