JUBILOSO Y TRIUNFANTE
¿GRAN VICTORIA O GRAN TRIUNFO?
Tras una gran batalla, los legionarios harán un
inventario detallado de los muertos del enemigo y esperaran a que el general
organice la revista para conmemorar los logros de las victoriosas tropas. Los
legionarios aguardaran tensos, a la expectativa de que un embajador enemigo se
presente en el campamento para pedir la paz. Si el emperador se encuentra entre
las tropas, la tensión será aun mayor. Son muchas las cosas que están en juego.
Muchos de los legionarios nunca han estado en Roma, y se dispararan las especulaciones
acerca de la ciudad de las siete colinas. Todo el mundo quiere ir a Roma, y por
eso observan de cerca los acontecimientos y desean con fervor poder desfilar victoriosos
en una ceremonia triunfal.
Para poder celebrar un triunfo han de cumplirse varios
rigurosos criterios. Los mas importantes son:
1.- La batalla debe haber dejado al menos 5.000 muertos
entre el enemigo.
2.- La batalla debe haber servido para culminar una
campana.
3.- La batalla debe haber
resaltado la majestad del Imperio romano.
Es importante que el emperador se encuentre entre las
tropas. En primer lugar, porque hoy en día el único que puede celebrar un
triunfo es el emperador y, aunque un emperador pueda celebrar un triunfo
obtenido por sus generales, es mucho mas probable que solicite al Senado la celebración
de esta ceremonia si ha participado personalmente en la campana o si, al menos,
se encontraba en las cercanías. Segundo, es el emperador. Si el enemigo
solo ha perdido 4.999 hombres o la victoria se queda algo corta en algún
otro criterio, el emperador esta en mejores condiciones que nadie de convencer al
Senado para que haga un poco la vista gorda.
!VÁMONOS A ITALIA!
Para los soldados, lo mejor de un triunfo es que no
solo requiere la presencia en Roma del comandante victorioso, sino también de
sus tropas. De pronto, los legionarios se encuentran con que no tendrán que
pasar el invierno en la fría Mesia persiguiendo guerrilleros dacios. En su
lugar, marcharan hacia las soleadas costas de Italia y entraran en Roma como héroes
conquistadores. Desgraciadamente, no puede ir todo el mundo: aun hay
guarniciones que organizar, patrullas que hacer y carreteras que construir.
Por tanto, el emperador dará prioridad para que lo acompañen
a aquellos que estén cerca -o que hayan superado con creces- del final de su
periodo de servicio o a aquellos cuyas heridas les permitan acogerse a una
honrosa licencia.
Dado que el ejercito ahora contiene tantos soldados a
punto de licenciarse, la marcha de vuelta hacia Roma tendrá un aire festivo,
aunque 25 anos de costumbres regidas por una disciplina férrea tienden a evitar
que las cosas se desmadren demasiado. La excitación ira en aumento a medida que
el ejercito se acerque a la ciudad, y empiece a ver los primeros acueductos que
bajan desde las colinas Albanas a través de la llanura del Lacio.
COMO SE CELEBRA UN TRIUNFO
1.- Mientras Roma decora sus templos con flores y se
prepara para una gran fiesta, el emperador reunirá a sus soldados por ultima
vez y les concederá las condecoraciones, los honores y la parte del botín que
les corresponda.
2.- A veces, cuando la victoria haya sido
especialmente espectacular, el emperador enviara por delante la parte del botín
capturada para el Estado y pinturas y retablos en los que se representan
escenas de la campana. (Estas escenas pueden estar expuestas en la ciudad
durante varios días.)
3.- Finalmente, las legiones se reúnen en el Templo de
Belona, en el Campo de Marte, y se dirigen hacia la Porta Triumphalis, una
puerta que solo se abre para las procesiones triunfales. El guión de un triunfo
esta bien definido: se dice que ya era antiguo cuando el padre de la patria, Rómulo,
lo adopto de los etruscos hace casi mil anos.
4.- En la
puerta, el Senado se encuentra con el Triumphator (es decir, el general victorioso).
Este viajara en un carro triunfal con forma de torre, acompañado a caballo por
sus hijos varones (si los tiene). El Triumphator lucirá el tradicional manto púrpura
de Júpiter, y su cara estará pintada de rojo, para emular a la mas antigua
estatua de dicho dios. Para estar seguros de que no hay confusiones entre
representar a Júpiter y ser Júpiter, el esclavo que esta de pie tras el
conquistador, sujetando una corona de laurel sobre su cabeza, le susurrara
constantemente al oído: "Recuerda que eres mortal".
5.- Al llegar a este punto, te aguarda una espera
bastante frustrante. Todo el mundo, desde el Senado y los trompeteros hasta los
prisioneros enemigos, pasaran antes que tu, mientras esperas a las puertas del
templo para iniciar la ultima fase del desfile, que será el momento culminante
de las celebraciones.
6.- Finalmente, los soldados desfilaran por las
calles, portando orgullosamente sus lanzas cubiertas de laurel y cantando
marchas triunfales. Algunas de estas canciones harán comentarios groseros sobre
el comandante en jefe, que tolera estos comentarios, no precisamente sutiles,
porque, en primer lugar, es un día muy especial y, segundo, porque ni siquiera
en el momento de su triunfo puede permitirse malquererse con sus tropas. La
ruta seguida será siempre la misma, atravesando algunos de los grandes espacios
abiertos de Roma para que las masas enardecidas puedan disfrutar mejor del espectáculo
ofrecido por el emperador y el ejercito.
7.- En el
Templo de Júpiter, en pleno corazón de Roma, se harán sacrificios para agradecer
al dios la bondad manifestada hacia su pueblo. Estos sacrificios incluyen la
corona de oro del Triumphator y varios bueyes blancos. Dado que los romanos no
hacen sacrificios humanos, los jefes enemigos capturados y expuestos durante el
desfile serán posiblemente estrangulados, pero como criminales y bien lejos de
las celebraciones, en las mazmorras del Foro.
8.- Tras las ceremonias, se dicen las ultimas
plegarias y los legionarios marchan a ponerse ropas civiles para celebrar una
fiesta que durara al menos una semana. Estas celebraciones pueden incluir
juegos en el Coliseo, donde algunos de los prisioneros capturados durante la
campana encontraran un final sangriento pero espectacular.
Todos los legionarios coincidirán en que no hay mejor
manera de terminar tu carrera que celebrando un triunfo.
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