El inagotable acervo de historias
particulares que a través de los tiempos han tenido que ver con Roma, nos lleva
hoy a recordar esta, de corte bastante trágico, que
involucra a Sofonisba, hija del general cartaginés Asdrúbal, hermano del
temible Aníbal, quizás el enemigo más letal de la gran urbe. Los hechos se
ubican en el siglo III a.C.; Sofonisba, hasta donde se sabe una bella y
atractiva joven, creció, como la mayoría de los cartagineses, con un odio feroz
en contra de Roma.
Por su condición de mujer, su padre
Asdrúbal había arreglado su destino matrimonial y la prometió como esposa a
Masinisa, rey de los númidas masilios (región oriental de Numidia), pero las
conveniencias bélicas y de alianzas políticas en contra de los romanos,
llevaron a Asdrúbal a romper el compromiso inicial con Masinisa y entonces
concedió en matrimonio a Sofonisba con Sifax, rey de los númidas masesilios (en
la zona occidental de Numidia).
Corría la época de la segunda Guerra
Púnica y Roma trataba de recuperarse de la terrible derrota de Canas a manos de
Aníbal, mientras que Asdrúbal amenazaba con reforzar a su hermano. Los romanos
vencieron en Siracusa y trataban de mantener aislado a Aníbal en Capua, pues
era una prioridad en su estrategia impedir el enlace entre los dos hermanos
cartagineses. Mientras algunas legiones detenían a Aníbal, los cónsules Livio
Salinator y Claudio Nerón salieron para enfrentarse con Asdrúbal. En las
cercanías del río Metauro, al este de los Apeninos, se encontraron cartagineses
y romanos. Ganó Roma esta vez, y para comunicar a Aníbal la derrota y muerte de
su hermano, arrojaron la cabeza de Asdrúbal en el campamento del general
cartaginés, quien al verla, dicen que exclamó: “Ahí reconozco la fortuna de
Cartago”.
Era el año 207 a.C. y la guerra se había
reanudado en Hispania; el joven general romano, Publio Cornelio Escipión, hijo
del primogénito de los Escipiones, se había apoderado de Cartagena, que era el
arsenal, la fortaleza y el tesoro de los Barca. Escipión derrotó sucesivamente
a todos los generales cartagineses y ganó como aliado para la causa de Roma al
jefe númida Masinisa.
La serie de batallas continuó entre
cartagineses y romanos (y sus aliados) y en una de esos enfrentamientos, en
Cirta (hoy Argelia), Sofonisba fue hecha prisionera por Masinisa, mientras que
los ejércitos del propio Sifax también caían derrotados.
De acuerdo con el autor Bocaccio, Masinisa
quiso librar a su exprometida de ser convertida en esclava de Roma, por lo que
decidió casarse con ella. La noticia llegó a oídos de Escipión y no le agradó
en lo absoluto, pues sabía perfectamente que se trataba de la hija de Asdrúbal,
por lo que emplazó y presionó a Masinisa a elegir entre el amor de su esposa o
el cumplimiento del pacto de fidelidad y paz con Roma. Masinisa no tuvo muchas
opciones y, un día, mientras cabalgaba junto a la bella Sofonisba, en algún
momento de descanso le ofreció una copa con veneno que ella bebió heroicamente,
como si se tratase de un brindis final. Después de eso, Masinisa se presentó
ante Escipión y colocó a sus pies el cadáver de la mujer.
La guerra tuvo su desenlace final con la
batalla de Zama, ganada por Publio Cornelio Escipión. Cartago pidió la paz y
aceptó las rigurosas condiciones que le impuso Roma, por lo que renunció a los
territorios de Hispania, entregó la totalidad de su flota y armamento (icluidos
los elefantes), liberó a todos los prisioneros, pagó un tributo de diez mil
talentos, reconocieron a Masinisa como rey de Numidia y se comprometieron a no
tomar las armas, ni aun para defenderse, sin el consentimiento de Roma.
(Artículo encontrado en internet)
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