Tras
la victoria, devolví a todos los templos de todas las ciudades de la provincia
de Asia los tesoros de que se había apropiado quien guerreaba contra mí En la
Ciudad, el número de mis estatuas en plata, a pie, a caballo o en cuadriga
llegó a ser de unas ochenta. Yo mismo mandé retirarlas y con su importe hice
ofrendas de oro que consagré en el templo de Apolo, en mi nombre y el de
quienes las habían erigido para honrarme.
(Octavio
Augusto )
No hay comentarios:
Publicar un comentario