Si hubiese que escoger
un solo personaje que representase el poder alcanzado por el antiguo Egipto ése
sería sin duda Ramsés II.
Gobernador durante más
de sesenta años, promotor de la mayor extensión territorial y cultural de
Egipto, protagonista de la mítica batalla de Qadesh, constructor sin
precedentes de colosales templos y monumentos, esposo de la bella Nefertari,
padre de más de noventa hijos…
Los cuatro magníficos
colosos que le representan a la entrada de Abu-Simbel parecen contemplar
la eternidad seguros de su reconocimiento. Y no se equivocan pues el eco de su
voz aún resuena en la Historia tres mil años después de su muerte.
La historia de Ramsés II es la del esplendor
de la civilización egipcia, la que todos, mudos por la grandiosidad del
espectáculo, evocamos al contemplar los restos de una de las más fascinantes
culturas de la historia de la humanidad, la del Egipto de los faraones.
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