Quinto Marcio Turbo o Turba (Quintus Marcius Turbo)
fue un militar romano de los tiempos del emperador Trajano. Se trata de un jefe
poco conocido, pero aun así muy importante. Se convirtió en Prefecto del
pretorio y en amigo cercano y asesor militar de los emperadores Trajano y
Adriano.
No se sabe nada de los primeros años de Turbo. Hay
pocos documentos o referencias que proporcionen información fidedigna en
relación con su vida antes de convertirse en soldado. No obstante, se sabe que
venía de una ciudad de Grecia llamada Epidauro, que era un lugar bien conocido
por sus templos religiosos y centros curativos. El primer documento sustancial
sobre Turbo aparece en el año 113 d. C., cuando destacó en el ejército romano.
Por lo tanto, puede decirse con cierta seguridad que nació en algún momento a
finales del siglo I.
Turbo disfrutó de una carrera variada e ilustre como
miembro del ejército romano. El primer documento sobre él aparece en el año
114, durante el reinado del emperador Trajano. En esta época, era el comandante
de la Classis Misenensis, conocida como
la Flota de Miseno. Formada por el emperador Octavio Augusto en el año 27 a.
C., la flota de Miseno era el equivalente naval de la Guardia Pretoriana con
base terrestre. Turbo siguió las huellas del famoso Plinio el Viejo, quien
previamente había sido el comandante de la Flota de Miseno. Bajo su mando, la
flota navegó hacia Oriente para ayudar en la lucha contra el Imperio Parto en
algún momento entre los años 113 y el 116. Esta aventura militar era parte del
objetivo de Trajano de destruir finalmente la amenaza parta.
Aproximadamente por la misma época, amplias porciones
de la población judía del Imperio empezaron a rebelarse en un intento de
arrojar a sus señores romanos. Esta era la segunda revuelta judía, siendo la
primera la de los años 66-73. Esta revuelta, que duró desde el año 115 hasta
117, se extendió hasta ser una situación que amenazó seriamente al Imperio; fue
la llamada guerra de Kitos. Debido a lo serio de esta amenaza, Trajano envió a
Marcio Turbo, uno de sus mejores militares y más cercanos confidentes, a Egipto
para manejar la situación. Dejó la flota de Miseno y con nuevas tropas,
enviadas por Trajano, restableció el control sobre Egipto y, eventualmente,
Chipre. Turbo se convirtió en el Prefecto militar de Egipto, conocido como
Praefectus Pro Legato, durante varios años mientras la provincia pasó por un
proceso de rehabilitación.
En el año 117 murió Trajano y le sucedió Adriano, de
quien se hizo amigo Marcio desde el principio. Fue consejero y confidente de
Adriano, a quien acompañó a la Mauritania, en el Norte de África donde
conjuntamente lideraron una campaña militar contra los rebeldes locales.
Adriano se marchó para tratar otros asuntos del Imperio, principalmente la
amenaza de Partia, y dejó a Turbo como director de la campaña. Como otro
ejemplo de cuánto confiaba Adriano en Turbo, le puso a cargo de dos provincias
en el Norte de África, la Mauritania Cesariense y la Tingitana. Después de
desempeñar el cargo de gobernador, Turbo, a petición de Adriano, aceptó el
control del mando danubiano, parte de la presencia militar romana en la zona
oriental del Imperio cerca del río Danubio. Estuvo a cargo del mando danubiano
hasta el año 123. Justo tras este nombramiento, estalló la inquietud en la
provincia romana de Dacia, un lugar rico en oro y otros metales preciosos, y
por lo tanto muy importante para Adriano, quien necesitaba tener acceso a sus
vastas riquezas para mantener en funcionamiento el Imperio. Inmediatamente
envió a Turbo a Dacia y consiguió detener cualquier rebelión que se
materializara. Adriano, colaborando con Turbo, dividió Dacia en dos regiones
con la esperanza de hacer la provincia más manejable y menos rebelde. Estas dos
nuevas regiones fueron llamadas Dacia Superior y Dacia Inferior.
Después de cumplir con su cargo en el Danubio, Turbo
marchó a Roma. Adriano, famoso por sus numerosos viajes, se dio cuenta de que
necesitaba un representante en quien pudiera confiar en Roma, de manera que
pudiera continuar sus amplios viajes en el Imperio. Durante sus viajes, Adriano
sabía que estaba la siempre presente amenaza de ser usurpado o derrocado por un
ambicioso político o general, pero Adriano sabía que podía confiar en Turbo
para que le representara sincera y honestamente en Roma, debido a su cercana
relación y por el influyente dominio en la política y la milicia.
En el año 125
d. C., Adriano elevó a Turbo a la posición de Prefecto del Pretorio, el jefe de
la Guardia Pretoriana. Esta era una posición inmensamente prestigiosa con
enormes responsabilidades. Por ejemplo, Turbo tenía que mantener al emperador
sano y salvo de cualquier amenaza mientras mantenía la seguridad y la paz en la
tierra interior de Roma, Italia. Era uno de los más altos puestos en todo el
gobierno romano y era un gran honor para Turbo. Conservó este título hasta el
año 134 d. C. Es en este momento cuando Turbo parece desaparecer y no se
encuentran más documentos sobre él. Es posible que Turbo, junto con muchos
otros, cayera en desgracia con Adriano más tarde en su reinado. Sin embargo,
también es posible que muriera de causas naturales, porque no hay evidencia de
juego sucio.
Sin duda Turbo tuvo una ilustre carrera, que era más
notable debido a que era griego y no itálico. Hasta entonces, los altos cargos
del gobierno romano aún se reservaban a hombres de nobles y aristocráticas familias
de ascendencia romana. Sin embargo, la vida de Turbo muestra que la tendencia
general en el Imperio iba hacia una sociedad igualitaria, donde el conocimiento
de cada uno, sus habilidades y logros fueran tan importantes como la familia y
los antepasados. Más aún, Turbo acumuló muchos logros durante su vida en las
esferas militar y política. En conjunto, Turbo contribuyó a la paz, la
prosperidad y la fuerza del Imperio romano.
En tiempos romanos, Turbo fue respetado y admirado.
Por ejemplo, el historiador Dión Casio lo describió como «leal, diligente y
vigilante». Sin embargo, Turbo no ha sido el foco de historiadores
contemporáneos, que estudian generalmente y se centran en la vida de
emperadores y otras luminarias, cuando de hecho, los que facilitaron el éxito
de emperadores y del propio Imperio son usualmente ignorados. Esto parece haber
sido el caso de Marcio Turbo, quien no ha sido investigado en profundidad y sus
contribuciones al Imperio romano no han sido totalmente apreciadas.
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