lunes, 26 de diciembre de 2022

PLANES DEL FARAÓN ADOLESCENTE PTOLOMEO CÉSAR ( CESARIÓN ) PARA EGIPTO Y ALEJANDRÍA ANTE LA CORTE DE ALEJANDRÍA



Teniendo en cuenta las disposiciones de mi difunto padre Cayo Julio César, voy a emprender unas importantes reformas para Egipto y Alejandría. En primer lugar me ocuparé de Alejandría. Tiene que haber cambios; cambios inmediatos. En el futuro seguiremos la práctica romana de dar raciones de trigo gratis para los pobres; además, con respecto al trigo, el precio no fluctuará, para fijar su coste si es comprado en ultramar cuando el Nilo no inunda. El gasto adicional será absorbido por el erario público de Alejandría. Sin embargo, estas leyes se aplicarán sólo a la cantidad de trigo que una familia pequeña consume durante el curso de un mes: el medimnus. Cualquier alejandrino que compre más de un medimnus al mes tendrá que pagar el precio normal.

 

Aquellos residentes de Alejandría que en ese momento no tengan derecho a la ciudadanía recibirán una franquicia. Esto se aplicará a todos los hombres libres, incluidos los libertos. De esa manera, habrá listas de ciudadanos y equipos del Estado para que otorguen los vales de trigo, ya sea para trigo gratis o para el medimnus subsidiado. Todos los magistrados de la ciudad, desde el intérprete hacia abajo, serán elegidos de la manera más justa (por elección libre) y durarán en el cargo sólo un año. Cualquier ciudadano, ya sea macedonio, griego, judío, medo o egipcio mestizo, podrá presentarse, y se darán leyes para castigar el soborno electoral, como también la corrupción en el cargo.

 

Por último, en cada intersección principal construiré una fuente de mármol. Estas fuentes tendrán varias espitas para sacar agua y un caño grande para lavar ropa y para que se laven las personas, construiré baños públicos en cada barrio de la ciudad, excepto Beta, donde el recinto real ya tiene las adecuadas facilidades.

 



OBJECIÓN DE SU MADRE-CONSORTE, LA FARAONA CLEOPATRA SÉPTIMA

Tu propuesta es espléndida, pero manifiestamente imposible de aplicar. Y esto es porque Alejandría tiene su propio mos maiorum, Cesarión. Sus propias costumbres y tradiciones. Los gobernantes de un lugar, sea una ciudad o una nación, no están obligados a socorrer a los pobres, que son una aflicción que sólo la hambruna puede curar. Los romanos llaman a sus pobres proletarios, y eso significa que no tienen absolutamente nada para darle al Estado salvo hijos que luego los enrolan en las legiones y los destinan en las guerras y mantenimiento de su propio Imperio; y con ello pobres con ningún impuesto ni ninguna prosperidad. Pero los romanos también tienen una tradición de filantropía, por eso alimentan a sus pobres a costa del Estado. Alejandría no tiene tal tradición, ni tampoco otros lugares. Sí, estoy de acuerdo en que nuestros magistrados son corruptos, pero los macedonios son los colonizadores originales, y se sienten con derecho a ocupar los cargos. Intenta quitárselos y te destrozarán en el ágora; no por los macedonios, sino por los pobres. La ciudadanía de Alejandría es preciosa, no se da a quienes no la merecen. Para los egipcios tú y yo somos hijo e hija de Amón-Ra, Isís y Horus reencarnado, Señores de las Dos Damas del Alto y el Bajo Egipto, de la Juncia y la Abeja. Nuestro propósito es ser fructíferos, traer prosperidad a los altos y a los bajos. Faraón es el dios en la tierra, destinado a no morir nunca. Tu padre tuvo que morir para convertirse en deidad, mientras que tú has sido un Dios desde tu concepción. Y los egipcios no piensan como los romanos: no quieren ser libres: quieren que los guíen los dioses. Para hacer las reformas que tú deseas, hay que ir poco a poco, porque la gente no cambia bruscamente. No voy a decirte que no has vivido lo suficiente para tener la necesaria experiencia en tratar con la gente, ya sea tus súbditos o colaboradores; tú lo rechazarías de tener mi propia edad. No puedes dar edictos faraónicos que lancen a la gente a una conmoción instantánea y no esperar oposición. Admiro la profundidad de tus investigaciones, y admito la verdad de mucho de lo que has dicho. Pero aquello que tú y yo sabemos que es la verdad no es obvio para los demás. Las personas vulgares, incluso los aristócratas macedonios, están aferrados a sus maneras. Se resisten al cambio de la misma manera que una mula se resiste a ser llevada de la rienda. El mundo de un hombre o una mujer está circunscrito a su entorno comparado a nuestro mundo; pocos de ellos viajan, y aquellos que lo hacen no van más allá del delta o de Tebas para unas vacaciones si tienen el dinero. El registrador no ha estado nunca más allá de Alejandría de Pelusium, ¿así que cómo crees que ve él el mundo?. ¿Qué le importa Menfis, y no digamos ya Roma?. Si eso es verdad para él, ¿cómo crees que piensan personas inferiores?. Somos faraones de un país de mil millas de largo pero sólo de diez millas de ancho excepto en Ta-She, un país que no tiene ningún ciudadano libre. Nos pertenecen, como nos pertenecen la tierra que cultivan y las cosechas que recogen.

 

En cuanto al dinero,  tenemos tanto que nunca lo podríamos gastar, acumulado debajo del suelo, fuera de Menfis. En el futuro, y con unas reformas a su debido tiempo y que avancen despacio, lo podrás utilizar para mejorar al pueblo de Egipto .Y claro que si los pobres van a recibir reparto de trigo gratis como ocurre con los romanos, es más difícil que se den casos de rebeldía y de oposición. En el fondo estoy de acuerdo con tus planes de reforma, y por eso te sugiero que comiences con ese paso. Pero ¡no de la noche a la mañana, por favor!. Dedica el año próximo a trabajar en lo que tu padre hubiese llamado la logística, ponlo todo por escrito y lo discutimos entre nosotros y los grandes de la corte. Piensa que incluso la legislación del gran César tardó años en completarse. No puedes tomar atajos, Cesarión. Ocúpate de cada cambio adecuada, meticulosa y perfectamente. Toma como ejemplo al primo Octavio; allí tienes a un verdadero perfeccionista, y no soy tan tonta como para no admitirlo. Tú tan solo tienes 13 años y  mucho tiempo para prepararte, hijo mío. Haz las cosas poco a poco, por favor. Habla mucho antes de actuar; las personas deben ser preparadas cuidadosamente para un cambio para que no sientan como si se les hubiese impuesto sin aviso. ¿Lo tendrás en cuenta, por favor?.  En cuanto a las elecciones, son una farsa.


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