Me capturaron siendo una niña en una aldea muy, pero que muy lejana,
mataron a mi padre, madre y hermanos, y me esclavizaron domándome a base de
humillaciones, anulaciones y malos tratos permanentes, hasta que me convertí en
un ser dócil y sumiso. Apenas recuerdo de dónde procedo. Me vendieron de niña
en un mercado romano, y los nuevos amos me enseñaron cuanto sabían sobre
técnicas sexuales, para convertirme en una profesional y sacar provecho
económico conmigo. Con la confianza de los amos, soy una esclava bastante
liberada, que puedo ir por las calles de Roma y disfruto de ciertas libertades.
El hijo del dueño fue bastante cariñoso conmigo, siempre buscaba pasar el rato
conmigo y poseerme sexualmente, y llegábamos a ser cómplices, y me enseñó un
poco a leer y a escribir, y la forma de vida de los romanos, porque sabía que
una esclava sexual un poco instruida resultaba rentable, ya que muchos clientes
a pesar de desear sexo, también deseaban un poco de conversación con una mujer
que no les resultara aburrida.
Os cuento que esos burdeles son
antros de iniquidad desagradable que los frecuentan todo tipo de gente. He
aprendido que los hombres son de una naturaleza que no se pueden contener, es
decir, que para ellos es imposible vivir sin sexo, ya que siempre tienen
necesidad de placeres frente a las durezas cotidianas de la vida. Por eso como
mínimo todos los hombres tienen una esclava doméstica, que igual hace de
esclava sexual para su amo, ya que eso para ellos es una necesidad física
básica, igual que mean y cagan en sus orinales y tengo que vaciárselos. Las
esclavas sexuales siempre tenemos que estar dispuestas para ellos, siempre que
quieran, aunque nos de asco y no tengamos ninguna gana. ¡Hay de quien los
contrarie!, pueden crucificarnos en el jardín de sus casas y vernos agonizar en
días. Los amos y amas son dueños absolutos de nuestras vidas, y pueden hacer lo
que quieran con su esclava.
Tenemos que cuidarnos y
mantenernos hermosas para ellos, porque nos quieren ver bellas, y además
tenemos que mostrarnos espléndidas, apasionadas, sensuales, y con destreza para
hacerlos sentir bien,....o igual nos venden o nos destinan como comida para los
cerdos de sus granjas, con lo muy surtido que está el mercado de esclavas,
siempre lleno de mujeres jóvenes y muy baratas. Los hombres, los amos, son la
fuerza y nos tenemos que someter a su poder y a sus caprichos, si queremos
sobrevivir. El único poder que yo tengo es mi apariencia, resultar atractiva y
lograr que se sienta satisfecho conmigo. Pero igual tengo mucho miedo de
hacerme vieja, empezar a no gustarle y que me venda o me eche de comida para
sus animales. La única esperanza que tengo es que sé que hago unas mamadas como
no sabe hacer nadie. Si es verdad que las fellatios están mal consideradas
socialmente y no sé a qué se debe eso cuando en el día a día veo que es al
revés, pero un viejo senador que fue uno de mis clientes habituales me enseñó
que saber hacer una buena mamada es una de las cosas que más satisfechos deja a
los hombres. Procuro aprender y mejorar la técnica en la medida de lo posible.
Sólo Venus sabe de la cantidad de mamadas que he hecho a lo largo de mi vida, y
salvo de unos pocos a quienes puedo considerar como "amigos", todas
han sido de un tremendo asco al que he tenido que acostumbrarme.
En mi vida de esclava sexual me toca lidiar con toda clase de hombres,
unos son educados y respetuosos y terminan por inspirarme confianza; pero la
mayoría son unos brutos, sucios y apestosos, que los tengo que aguantar con
resignación, y encima ponerles buena cara. ¿Os imagináis un tipo borracho,
salvaje y diciéndome todo tipo de groserías y humillaciones, tocándome y
poseyéndome de un modo que me provoca dolor y miedo?, y al que tengo que chupar
todo lo bien que puedo para conseguir que se le ponga dura su verga que no
logra mantenerse, y luego que evacue sus asquerosos líquidos dentro de mi
vagina. Vomitivo y angustioso que me provoca muchas noches de pesadillas y de
lloros. Pero ese es mi destino, y me siento maldita.
Y sin saberlo muchas veces me pongo enferma y eso asusta a mis amos que
me quieren bien cuidada en todo lo posible y por eso me alimentan bien, me
tienen limpia, y me procuran ciertas comodidades. Pero cuando me siento
enferma, , tengo que disimularlo, al mismo tiempo que siento desilusión, miedo
y descontento. ¡Cuántas veces me ha quedado sarnosa la vagina, pero ellos, los
que me follan, ni se dan cuenta!,...porque para algunos de ellos aunque tenga
sarna, si les da gusto, no son conscientes de que pica, e incluso muchos vienen
con sarna, como si nada, como algunos legionarios recién licenciados que
vinieron a gastarse conmigo lo de su botín,...simplemente porque tienen enormes
ganas de follar, de penetrarme y sentirla dura dentro de mi agujero, de evacuar
sus asquerosos fluidos dentro de mi vagina.
A otros les enloquece metérmela
por el culo, a lo que ya estoy acostumbrada, aunque me penetren tan hondo que
incluso siento que aprietan adentro la mierda que llevo en los intestinos, e
igual evacuan dentro de mi culo. A muchos incluso les excita muchísimo más
follarme cuando tengo la menstruación y ven su pené erecto manchado de mis
sangrados. ¿Cómo puedo aguantar todo eso?,...volviéndome dura e insensible, y
resignándome. Me tocan y me toman como quieren, que muchas veces me hacen mucho
daño, pero yo ya me he acostumbrado y me he vuelto insensible a esas cosas de
esos sucios animales siempre hambrientos de sexo. El instinto de superviencia
de una esclava sexual es más fuerte que todos los ascos y humillaciones que
haya que soportar en la vida.
Tuvieron que enseñarme todos los trucos para no quedarme embarazada:
lavarme enseguida de esos asquerosos fluidos que dejaban dentro con una buena
esponja absorbente y untada de vinagre por los poderes desinfectantes que se le
suponían, y da igual que fuera joven, viejo, tendero, legionario o senador,...todos
van por lo mismo y eyaculan aparentemente lo mismo. Tuve que aprender a
limpiarme mi cunnus con frutas y los jugos de esas, por las propiedades
desinfectantes de las mismas. Tuve que aprender a dejarme penetrar en los días
del ciclo que me parecían los correctos para no quedarme preñada, pero en los
demás días retirarme a tiempo cuando me estoy dando cuenta de que el hombre
está ya a punto de eyacular, y dejar que eche afuera su maldito semen. Esos
trucos a veces no funcionaban, y tenía que tomar un vomitivo jarabe en la dosis
a base de no se qué que le proporcionaba una bruja al dueño del burdel y que se
la vendía carísima y tenía que pagarme con mi propio salario. Ese jarabe, que
era para provocar el aborto, si no lo tomaba en la dosis adecuada, no surtía
efecto, pero si tomaba más de la dosis, corría el alto riesgo de sufrir
espasmos y morirme, tal como vi en otras esclavas sexuales menos afortunadas
que acabaron muertas por ese veneno.
Naturalmente que el único método completamente seguro para no quedar
embarazada es no dejarse penetrar y lograr que se excitara y eyaculara con las
mamadas en la propia boca, que además había que ponerle una sonrisa e incluso
tragarse el semen si el cliente lo pedía. El otro método era dejarse penetrar y
que eyaculara por el culo, que a muchos les resultó mucho más excitante y se lo
pasaban mejor follando así. Claro que si me quedaba embarazada, habían
numerosos clientes a quienes les gustaba tirarse a una embarazada, y así estaba
durante los meses siguientes mientras se iba agrandando mi vientre, y cuando
paría, si nadie aceptaba a la criatura, era tirado a la calle donde los
esclavos públicos de la limpieza terminaban por tirarlo al vertedero del Tiber.
Con suerte tras el parto me concedían otros dos meses de descanso, pero luego
tenía que volver al trabajo. Esa era la dura y triste vida de una esclava
sexual.
No sé cómo terminará mi vida, pero de momento sigo en el burdel de mi
amo, que en el fondo tampoco es tan mala persona, y lo mismo su hijo que tantas
cosas me enseñó y me ayudó a integrarme y entender la vida romana.. Procuro
mantenerme delgada y atractiva, pues me dejan alimentarme bien. Pero también me
estoy haciendo vieja y la piel cada día la siento más colgante, y no sé por
cuanto tiempo se me podrá retener. Cada día noto más que la piel está más
floja, los senos menos erguidos, las nalgas más ensanchadas,...me estoy
volviendo vieja, y noto que mis reglas se están espaciando y mi cabello cada
vez es menos fuerte. Cada vez soy menos escogida por los hombres, y se apiadan
de mí muchos de los que ya me conocen y supe dejarlos completamente
satisfechos.
Sé que muchas terminaron en los fosos de cal antes de hacerse viejas,
aquejadas de enfermedades, desgastadas, envejecidas prematuramente,
inutilizadas, y yo no sé hasta cuándo podré soportarlo. Y no quiero ni pensar
cuando mi amo decidirá que ha llegado la hora de ser comida para los cerdos de
sus granjas. Ese será mi destino, el destino de una esclava sexual, y otra
jovencita comprada en el mercado ocupará mi lugar.
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