Hay ciertos rasgos
característicos en los Julios César, y el más conocido, aparte de tener
numerosos rubios, es el mito de que todas las Julias nacen con el don de hacer
dichosos a sus maridos. Un don de la fundadora de la casa, la diosa Venus; pero
no consta que la diosa Venus hiciera dichosos a muchos mortales. Aunque tampoco
Vulcano. ¡Ni Marte! En cualquier caso, ése es el mito a propósito de las
mujeres de los Julios. Todos los Julios se sienten descendientes directos de
los dioses Venus y Marte, el amor y la guerra.
El que toma por esposa a una
Julia de los Césares, por ser ella de alto linaje patricio, los hijos que tengan llevarán sangre de los
Julios, y el matrimonio con una Julia, indirectamente, ennoblece al marido,
aunque sea de origen plebeyo. Entonces, si es un plebeyo que toma por esposa a
una Julia de los Césares, todos se ven obligados a considerarle de una forma muy
distinta a como lo hacían antes, porque su nombre queda potenciado con la gran
dignitas, la valía pública y el rango de la familia más augusta de Roma. Por
eso, por ejemplo, Cayo Mario, de origen plebeyo, fue muy acertado en escoger
por esposa a una mujer de la casa Julia de los Césares. Quizás algunas
generaciones de Julio Césares dinero no tengan, pero si dignitas.
Los Julios César son descendientes directos de
la diosa Venus a través de su nieto Julo, hijo de su hijo Eneas. Y con ello
quien se casa con una Julia de los Césares queda impregnado del esplendor de
esta familia patricia romana, ya que ese linaje se remontaba desde la fundación
de Roma. El segundo nombre de la madre de Rómulo y Remo, la llamada Rea Silvia,
era una Julia. Al yacer con Marte, concibió de él dos gemelos, y la gens Julia
dio forma mortal a Rómulo y así hasta Roma .Sus ilustres antepasados habían
sido reyes de Alba Longa, la más grande de las ciudades latinas, y fue su
antepasado Julo quien la fundó, y al ser saqueada por los romanos trajeron a Roma a la familia Julia y fueron elevados
en su jerarquía para reforzar el derecho de Roma a ser la cuna de la raza
latina. Y aunque nunca se reconstruyó Alba Longa, el sacerdote del monte Albano es siempre un
miembro de la gens Julia. Y es que belleza y el don de hacer felices a los
hombres, han sido siempre características de las mujeres de la casa Julio de
los Césares.
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