martes, 25 de noviembre de 2014

EL LIBERTO O LIBERTINO EN LA ANTIGUA ROMA


 

( En la mayor parte de las imágenes, Posca, el supuesto liberto de Cayo Julio César, en la super-producción "Roma", aunque históricamente no existió el personaje)

 

Se llamaba liberto al salido de la esclavitud. En Roma sólo se daba ese nombre en relación al patrono.

 

Era la clase de hombres libres, según el Derecho Romano. Justiniano los define en la Instituta: qui ex insta servitite manumissi sunt; los manumitidos de justa esclavitud, concepto en el que hay que entender la manumisión en su sentido amplio, como toda salida legal del estado de esclavitud, pues había casos en que los esclavos se hacían libres por ministerio de la ley, aun contra la voluntad del dueño.
 

 Considerados con relación al que los había manumitido (patrono), se denominaban libertos.

 

En un principio todos los libertinos tenían la categoría de ciudadanos e iguales derechos; más por consecuencia de las restricciones puestas a la manumisión y por la introducción de los medios menos solemnes de manumitir, aparecieron, además de los libertinos ciudadanos (libertinos propiamente dichos), los libertinos latinos y los libertinos dedicticios.

 

 De estas dos últimas clases de libertinos, al final Justiniano los abolió, volviéndose a la unidad primitiva.

 

Diferenciábanse los libertinos de los ingenuos (esto es, de los libres desde su nacimiento), ya por virtud de la costumbre, siendo por tanto, de un orden inferior.

 

Por virtud de la costumbre, los libertinos llevaban una señal especial que los distinguía y eran de inferior calidad jurídica y social, dedicándose al trabajo, comercio, artes e industrias, ocupaciones que desdeñaban los ingenuos; sin embargo, libertinos hubo que llegaron a ser favoritos de emperadores, como Narciso, que lo fue de Nerón, y otros, como Terencio (manumitido por el senador Terencio Lucano) y Fedro (manumitido por Octavio Augusto), que han llegado a la celebridad.

 

 A tenor de la ley, en el orden público, los libertinos no podían desempeñar cargos ni empleos públicos, ni usar el anillo de oro; en el orden privado, como el libertino al salir de la esclavitud se encontraba sin familia y sin bienes, se trató de suplir esto por medio del derecho de patronato y de los peculios; por el primero debían de profesar profundo respeto al patrono y sus hijos, y obedecerle, no pudiendo demandarle sin consentimiento del magistrado, ni dirigir contra ellos acciones infamantes, todo so pena de incurrir en ingratitud que podía llevar consigo a la pérdida de la libertad; y en cuanto a los bienes, si bien los libertinos podían adquirirlos, pasaban a su muerte a poder del patrón y sus hijos.
 

Los libertinos podían llegar a ser considerados como ingenuos por concederles el emperador el uso del anillo de oro (aunque continuando en este caso sujetos al patrono), y por la natalium restitutio, concesión que extinguía el vínculo al patrono. Justiniano elevó a todos los libertinos a la categoría de ingenuos , si bien dejó en piel el derecho de patronato.

 

Es de advertir que en todo tiempo el nacido ingenuo que , por una causa cualquiera, había después incurrido en esclavitud, al salir de ésta readquiría su cualidad de ingenuo.






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