Aquiles, en la mitología griega, el mayor de los guerreros
griegos en la guerra de Troya. Era hijo de la ninfa del mar, Tetis, y de Peleo,
rey de los mirmidones de Tesalia.
Cuando era un niño su madre lo sumergió en el
Éstige para hacerlo inmortal. Las aguas lo hicieron invulnerable menos en el
talón, por donde lo sostenía su madre. Aquiles libró muchas batallas durante el
sitio de diez años a la ciudad de Troya.
Cuando el rey miceno Agamenón tomó
para sí a la doncella cautiva Briseida, Aquiles retiró a los mirmidones de la
batalla y se encerró encolerizado en su tienda.
Los troyanos, envalentonados
por su ausencia, atacaron a los griegos y los forzaron a una retirada
precipitada. Entonces Patroclo, amigo y compañero de Aquiles, le pidió que le
prestara su armadura y le dejara avanzar con los mirmidones a la batalla.
Aquiles aceptó.
Cuando el príncipe troyano Héctor mató a Patroclo, el
desconsolado Aquiles volvió a la batalla, mató a Héctor y arrastró su cuerpo
triunfante detrás de su carro.
Más tarde permitió a Príamo, rey de Troya,
rescatar el cuerpo de Héctor. Aquiles peleó su última batalla con Memnón, rey
de los etíopes.
Después de matar al rey, Aquiles condujo a los griegos hacia
los muros de Troya. Allí fue mortalmente herido en el talón por Paris.
La
disputa entre Aquiles y Agamenón, la batalla posterior y el rescate del cuerpo
de Héctor son narrados en la Iliada.
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