(...) No ceses en hacer bien; persevera en tan heroica acción; cumple con
las obligaciones de hombre de bien; ayuda a unos con hacienda, a otros con
crédito, a otros con buenos consejos, y a todos con saludable doctrina.
(...) No poseo más bien que el bien que hice. ¡Oh, cuán grande bien
pudiera tener si hubiera querido!, Esta es la riqueza segura que en cualquier
veleidad y trance de la condición humana permanecerá siempre en su sitio, y
cuanto mayor fuere ella, tanto menor será la envidia que provocará.
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