Filipo el Árabe, cuyo nombre completo era Marco Julio Filipo, nació alrededor del año 204 d.C. en una familia de origen humilde en la provincia romana de Arabia, que en ese momento formaba parte del Imperio Romano. Poco se sabe sobre su infancia y primeros años de vida, pero se cree que recibió una educación básica en las disciplinas clásicas, como retórica, filosofía y literatura.
Era hijo de Julio Marino, un ciudadano romano
de la nobleza local. El nombre de su madre es desconocido, pero tenía un
hermano llamado Cayo
Julio Prisco, que
fue miembro de la guardia pretoriana. Se casó con Marcia Otacilia Severa, hija de un gobernador romano, y
tuvo con ella un hijo, Marco Julio Severo Filipo (el futuro Filipo II), y una hija, Julia Severa o
Severina.
Filipo
demostró ser un hombre ambicioso y talentoso desde temprana edad. A medida que
crecía, se destacó por su inteligencia y habilidades militares, durante el
reinado del emperador Alejandro Severo. Fue ascendiendo gradualmente en la
jerarquía del ejército romano, donde obtuvo una reputación como un comandante
hábil y valiente. Durante su servicio militar, adquirió experiencia en diversas
campañas y demostró ser un estratega competente.
En el
año 243, fue nombrado prefecto del pretorio y comandante de las legiones en
Mesopotamia por Gordiano III, que estaba en guerra contra el rey persa Sapor I. En el año 244 d.C., durante el
reinado del emperador Gordiano
III, Filipo fue
nombrado gobernador de la provincia de Arabia. Aprovechando su posición y el
descontento popular hacia el emperador, se rebeló contra Gordiano difundiendo
rumores sobre su incompetencia y desobedeciendo sus órdenes de atacar
Ctesifonte , siendo proclamado emperador por sus tropas en el año 244 d.C. Esta
acción se produjo en medio de una época de inestabilidad política en el Imperio
Romano, marcada por el caos y las luchas internas por el poder. Negoció una paz
con Sapor I, pagando una gran suma de dinero y cediendo territorios a los
persas.
Regresó
a Roma y se enfrentó a la oposición del Senado, que había nombrado a dos
senadores, Balbino y
Pupieno, como
emperadores rivales. Para aplacar al Senado y al pueblo, nombró a su hijo
Filipo II como coemperador y les concedió el título de césares a Balbino y
Pupieno. Aunque inicialmente enfrentó resistencia y oposición, pudo consolidar
su poder y mantenerse en el trono
Celebró con gran pompa el milenario de Roma en el año 248, organizando juegos, espectáculos y sacrificios. Esos mil años de Roma se basaban en la tradición que situaba la fundación de la ciudad por Rómulo y Remo en el año 753 a.C. Los romanos consideraban que su ciudad era la más antigua, poderosa y gloriosa del mundo, y que su historia estaba marcada por el destino y la providencia.
Los mil años de Roma simbolizaban la
continuidad y la renovación del imperio, que había superado crisis, guerras y
cambios políticos a lo largo de los siglos. Los mil años de Roma también
expresaban la confianza y el orgullo de los romanos en su civilización, que se
había expandido por tres continentes y había asimilado a diversas culturas.
La plebe romana disfrutó de los juegos seculares, que eran unos espectáculos públicos que se celebraban en el Campo de Marte. Los juegos seculares incluían carreras de caballos en el Circo Máximo, representaciones teatrales en el Teatro de Marcelo, combates de gladiadores en el Anfiteatro Castrense y naumaquias (batallas navales) en el Estanque de Augusto.
Los juegos seculares
también ofrecían sacrificios a los dioses, como Júpiter, Juno, Apolo, Diana,
Ceres y Plutón, para pedirles prosperidad y protección para el imperio . Los
juegos seculares duraron varios días y se repitieron cada noche con antorchas y
música. La plebe recibió regalos y alimentos del emperador, como pan, vino,
aceite y carne, para mostrarle que él era el benefactor del pueblo .
El emperador Filipo el Árabe aprovechó la celebración del milenario de Roma para reforzar su imagen y su autoridad, que eran cuestionadas por el Senado y por algunos gobernadores provinciales . En esos juegos milenarios, el emperador Filipo el Árabe se presentó como el restaurador del imperio, que había logrado la paz con los persas y había vencido a los carpos y a los germanos.
Se asoció
con la fundación de Roma, acuñando monedas con la imagen de una loba
amamantando a Rómulo y Remo, o erigiendo una columna con una estatua de Rómulo,
aparte de un arco triunfal en honor del emperador que lo testimoniara. La
celebración fue la última de su tipo que se realizó en el imperio romano, ya
que los siguientes emperadores no volvieron a organizar juegos seculares ni a
conmemorar aniversarios redondos de la fundación de Roma.
Durante
su reinado, se dedicó a restaurar la estabilidad y la prosperidad en el
imperio. Implementó políticas que promovieron el comercio, la agricultura y el
bienestar general de la población.
Filipo
también se preocupó por fortalecer las defensas del imperio y llevar a cabo
campañas militares exitosas. En el año 247 d.C., lideró una expedición contra
los sasánidas en el este, obteniendo importantes victorias y asegurando la
frontera oriental del imperio. Además, consolidó alianzas con tribus bárbaras
en las fronteras norte y occidental para mantener la paz y evitar incursiones
en el territorio romano.
Durante
su reinado, Filipo el Árabe se ganó el favor de los ciudadanos y las legiones
romanas. Implementó políticas de tolerancia religiosa y se mostró respetuoso
hacia el senado romano, lo que le permitió ganar el apoyo de las élites
políticas. Bajo su gobierno, el imperio experimentó un período de relativa paz
y prosperidad. A pesar de sus esfuerzos por obtener el apoyo del pueblo romano,
también fue criticado por algunas facciones de la sociedad romana, en
particular por la clase senatorial. Muchos se opusieron a él por su origen no
romano y por su apoyo a los cristianos, que en ese momento eran perseguidos por
los romanos. Varias fuentes lo identifican como el primer emperador en
favorecer al cristianismo, mucho antes de que empezara a hacerlo Constantino
el Grande. .
Filipo
el Árabe también fue conocido por sus habilidades diplomáticas. Mantuvo
relaciones amistosas con los reinos vecinos y buscó establecer acuerdos
comerciales beneficiosos para el imperio. Durante su reinado, promovió el
comercio con Oriente, lo que ayudó a fortalecer la economía romana y a expandir
su influencia en la región. Negoció acuerdos comerciales con los gobernantes
del Imperio sasánida de Persia y se aseguró de que el suministro de alimentos
en Italia se mantuviera estable. También tuvo que hacer frente a varias
rebeliones internas, como la de Jotapiano en Siria, la de Pacaciano en Moesia o la de Silbano en Germania
Sin
embargo, a pesar de sus logros, el reinado de Filipo el Árabe no estuvo exento
de desafíos. En el año 249 d.C., el general Decio gobernador de Moesia y Panonia lideró una revuelta contra el emperador, proclamándise a sí
mismo emperador en oposición a Filipo. Decio logró reunir un fuerte apoyo
militar y rápidamente se extendió por varias provincias del imperio, desafiando
el poder de Filipo.
La
lucha entre Filipo y Decio fue feroz y duró varios años. Ambos líderes buscaron
el respaldo de las legiones y trataron de ganar el apoyo de las provincias. Sin
embargo, a pesar de su valentía y habilidad militar, Filipo no pudo mantenerse
en el trono. En el año 251 d.C., fue derrotado y asesinado en una batalla cerca
de Verona, Italia, poniendo fin a su breve reinado de cinco años. Su hijo Filipo II fue asesinado por la guardia pretoriana en
Roma. Se desconoce el destino de Otacilia Severa, pero se cree que pudo haber
sido ejecutada o exiliada
La
muerte de Filipo el Árabe marcó el final de una etapa de estabilidad relativa
en el imperio. Después de su caída, el imperio se sumergió en un período de
inestabilidad política y conflictos internos que culminaron con la crisis del
siglo III.
A
pesar de su breve reinado, Filipo el Árabe dejó un legado significativo en la
historia romana. Durante su gobierno, promovió políticas que buscaban la
prosperidad y la estabilidad del imperio. Se le atribuye haber intentado
reformar el sistema fiscal y administrativo, así como fortalecer las defensas
del imperio.
En el
ámbito cultural, Filipo el Árabe mostró interés por el conocimiento y el
aprendizaje. Fomentó la construcción de bibliotecas y promovió el estudio de la
filosofía y las artes en el imperio. Por ejemplo, patrocinó proyectos culturales, incluyendo la
obra teatral "Los siete contra Tebas" de Esquilo. Además, se le
atribuye la fundación de la ciudad de Philippopolis en Tracia, actualmente
conocida como Plovdiv en Bulgaria.
Aunque
su reinado fue eclipsado por la posterior crisis del siglo III, Filipo el Árabe
fue un emperador que gobernó con habilidad y visión. Aunque su ascenso al trono
fue controvertido, logró establecer una breve pero notable era de estabilidad y
prosperidad en el Imperio Romano. Su vida y su reinado continúan siendo objeto
de estudio e interés para los historiadores y aquellos interesados en la
historia del mundo romano.
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