Agatocles (en griego
Ἀγαθοκλῆς, Agathoclễs;
c. 361-289 a. C.) fue un militar y político griego, tirano de Siracusa (317 - 289 a. C.),
titulado rey desde 304 a. C.
De origen humilde,
según se cree, era hijo de Carcino, un ceramista emigrante de Regio de
Calabria. Agatocles se estableció finalmente en Siracusa, donde pudo alcanzar
altos cargos militares gracias a la protección de un rico ciudadano llamado
Damas. El matrimonio con la viuda de su benefactor (333 a. C.) le convirtió en
un hombre rico y notable y le permitió ascender dentro del círculo de hombres
influyentes de Siracusa.
La legislación de
Timoleón no había logrado superar los problemas de Siracusa, que atravesaba un
período turbulento, con continuos enfrentamientos civiles entre demócratas y
oligarcas y bajo la amenaza cartaginesa. En un principio Agatocles adoptó una
actitud neutral, aunque dejando ver cierta inclinación a favor de los
demócratas. Posteriormente, su oposición a los oligarcas Heráclides y
Sosístrato le valió el exilio. Agatocles reclutó un ejército privado,
permaneciendo en el sur de Italia como jefe militar al servicio de diversas
ciudades, y combatiendo en distintos lugares del mar Mediterráneo.
De regreso a
Siracusa en 319 a. C., al amparo de una amnistía, asumió el mando del ejército.
Decidido a materializar sus ambiciones, Agatocles dio un golpe de Estado y se
apoderó mediante la violencia de Siracusa (317 a. C.). Al poco convocó una
asamblea, donde acusó a los oligarcas, se presentó como restaurador de la
democracia, y fingiendo que se retiraba del poder, el pueblo le aclamó
concediéndole el título de strategos autókrator.
En sus primeros años
de gobierno, la tiranía de Agatocles tuvo un carácter popular, prometiendo la
abolición de las deudas y la distribución de la tierra. Los oligarcas
emigrados, dirigidos por Sosístrato, consiguieron firmes apoyos en las ciudades
de Acragante, Gela y Mesana, temerosas de que Agatocles extendiera su poder por
toda Sicilia, y además obtuvieron la ayuda espartana de Acrótato. En las
hostilidades que siguieron, Agatocles conquistó Mesana (312 a. C.), pero sus
adversarios, tras el fracaso de Acrótato, propiciaron la intervención de los
cartagineses, quienes conducidos por Amílcar Giscón, vencieron a Agatocles en
Ecnomo y pusieron sitio a Siracusa, con lo que las restantes ciudades griegas
se unieron a los cartagineses (311 a. C.)
La respuesta de
Agatocles fue llevar la guerra a África, lo que provocó un cambio notable en su
política. Necesitado de recursos, Agatocles confiscó los bienes de sus
adversarios e impuso pesadas cargas fiscales a los ciudadanos. La expedición
africana comenzó en el año 310 a. C. y estuvo en sus principios marcada por el
éxito: Agatocles venció a los cartagineses, se procuró aliados entre los
pueblos y ciudades de África e incluso llegó a un acuerdo con Ofelas, el
gobernador ptolemaico de Cirene, a quien inmediatamente hizo asesinar, para
actuar conjuntamente contra Cartago (309 a. C.). En 308 se apoderó de la
importante ciudad cartaginesa de Útica. Mientras tanto, la situación en Sicilia
era preocupante para los siracusanos, pues su ciudad seguía estando amenazada
por los cartagineses, Acragante y los oligarcas exiliados.
Antander, hermano de
Agatocles, obtuvo una victoria que forzó a los cartagineses a retirarse en 309,
pero los aliados griegos, conducidos primero por Jenódico de Acragante y luego
por el emigrado siracusano Dinócrates, no desistían.
Dejando a su hijo Arcagato
al frente de las operaciones en África, Agatocles se trasladó a Sicilia y
obtuvo una doble victoria sobre sus enemigos (307 a. C.); pero a su regreso a
África se encontró a su hijo muerto y su ejército diezmado, lo que le llevó a
firmar un acuerdo de paz bastante favorable con Cartago en 306 a. C.,
delimitando las áreas de influencia de ambas potencias en la isla.
De vuelta a Sicilia,
Agatocles restauró su autoridad, derrotó a Dinócrates y ejecutó a un elevado
número de enemigos políticos (305 a. C.). En el año 304, y emulando a los
sucesores de Alejandro Magno, Agatocles tomó el título de rey, integrando su
poder en el recién nacido mundo helenístico. Su guardia personal estaba compuesta
por mercenarios itálicos, principalmente samnitas y los célebres mamertinos.
A partir de estos
momentos las noticias son más escasas; se conocen algunas expediciones por el
sur de Italia y por el Mar Adriático, que le llevaron incluso a apoderarse
temporalmente de Corcira frente a las ambiciones de Casandro (c. 300 a. C.).
Agatocles murió
asesinado en el año 289 a. C. a instigación de su nieto Arcagato, temeroso de
no ser designado sucesor; su crimen no tuvo recompensa, ya que Arcagato fue
asesinado por la misma mano que cometió el homicidio de Agatocles, Menón de
Egesta. Tras esto Siracusa quedó sin gobierno estable entre 289-288 debido a la
guerra civil entre Hicetas y Menón.
Agatocles era esposo
de una hijastra de Ptolomeo I Sóter. Su hija, Lanassa, fue una de las esposas
del rey Pirro de Epiro.
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