También los banquetes comenzaron a prepararse con
mayor detalle y suntuosidad. Fue entonces cuando el cocinero, el esclavo menos
apreciado y considerado menos útil por los antiguos, se apreció, y lo que había
sido un servicio comenzó a ser considerado un arte. No obstante, aquellos
detalles que entonces comenzaban a despuntar eran apenas el germen del lujo que
iba a venir.
( Tito Livio, en "Historia de Roma desde su
fundación )
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