Antonio,
las galernas equinocciales se han acabado. Ha llegado el invierno. Las pautas
del clima indican que la habitual calma está a punto de producirse. Creo que
podemos confiar en disfrutar nada menos que dos nundinae de calma antes de que
empiece la próxima racha de tormentas.
Te
agradecería profundamente que levantases tu superdesarrollado culo y me
trajeras el resto de mi ejército. Ahora. Todas las tropas que no puedas
apretujar en los barcos de transporte de que dispongas las dejarás atrás. Los
veteranos y la caballería, primero; las legiones nuevas son las que tienen
menos prioridad.
Hazlo,
Antonio. Estoy harto de esperar.
Firmado,
CAYO JULIO CÉSAR
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